Ayer se despertaba impaciente por conocer los resultados de los exámenes que marcarán su entrada a la universidad. Antes de las diez de la mañana María Bravo Santillana, de Cáceres, salía de dudas y llegaba su alegría. Pero hasta cerca del mediodía, y gracias a un vecino, no conocía la noticia de que este año ella tiene la puntuación final más alta de selectividad en Extremadura: un 9,78 (tras la suma del 60% del expediente y el 40% de selectividad). "Me esperaba buena nota pero para nada la mejor". Un 9,50 en las Pruebas de Acceso a la Universidad le asegura lo que más le preocupaba, que no era precisamente obtener buena nota para poder elegir la carrera deseada, cuenta, "porque sabía que no tendría problemas", sino mantener su 10 de media de bachillerato. "Tengo esa nota porque me la merezco y me preocupaba bajarla por orgullo", contaba ayer María.

Esta alumna brillante del Colegio San Antonio de Cáceres, que habla inglés a la perfección tras superar quinto de la escuela de idiomas, ha levantado sonrisas y lágrimas en su casa durante todo el día de ayer y una alegría especial en su padre, Pedro Bravo, que es docente de este colegio. "Es una chica de nota, pero no esperábamos que obtuviera la mejor. Sobre todo es una gran recompensa al esfuerzo y la constancia", las mejores bazas de su hija, reconoce este profesor de Física y Matemáticas. Mientras, su madre, Montaña Santillana, explicaba las emociones vividas durante la mañana, "vaya llorera".

Con este 9,78 la universidad se queda sin puertas y sin paredes para esta joven de 18 años, la mayor de dos hermanas, que puede acceder a la carrera que desee fuera y dentro de Extremadura. Pero su opción ya está elegida y es en la universidad extremeña. "Voy a estudiar Veterinaria y después haré Bioquímica". Sus planes iniciales se han visto modificados por el Plan Bolonia. Tenía pensado acceder, tras un curso puente con otra carrera, a Bioquímica, que antes de la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior era solo una licenciatura de segundo ciclo y requería dos años de estudio. Ahora esta titulación se ha convertido en un grado de cuatro años. "Es demasiado específica, creo que terminando Veterinaria me abro más puertas y después me especializaré". Al fin y al cabo con estas notas y las ganas que le pone seguro que no le será muy difícil hacer lo que quiere. "Me encantaría trabajar en un laboratorio".

Mientras vuelve a poner en práctica el secreto del triunfo académico, "constancia, programación y esfuerzo", disfrutará de unas merecidas vacaciones en las que se sacará el carnet de conducir y saldrá con sus amigos, una de sus aficiones además del baloncesto --juega en un equipo--, a las que no ha tenido que renunciar para sacar adelante sus estudios. "De quedarme en casa para estudiar nada", sobre todo porque "soy trabajadora y responsable".