El jueves de esta anterior semana, día 20, en el Museo Guggenheim de Bilbao se ha celebrado el acto de la presentación de la Guía Michelin España y Portugal 2014, a la que asisten tanto el presidente mundial de la guía gastronómica, Michael Ellis , como autoridades del Gobierno vasco y unos treinta cocineros entre los que hay numerosas estrellas Michelin.

La llamada Guía Michelin se edita por primera vez en el año 1910 bajo el título La Guía Michelin España y Portugal; en ella se recogía la información de hoteles y de ciudades de España, Portugal y Francia. Pasa por varias etapas: una primera que corresponde a los años 1910 al 1938 y es bianual. Su segunda etapa aparece en el 1952 editada en español y francés y ya se edita todos los años. A partir del año 1973 sin interrupción hasta nuestros días se instaura la tercera etapa en la que se publica enteramente en español.

Sin duda alguna la edición en nuestro país de la Guía Michelin fue en parte al resultado de la evolución que estaba tomando la cocina española, desde los primeros años del siglo XX, sin duda alguna bajo la influencia de la cocina francesa. De tal manera que, en la década de los años 70 se produjo una revolución de la cocina la liderada por cocineros vascos, a los que en los siguientes años se les hace entrega de las primeras estrellas Michelin. Pero la verdadera revolución se inicia en 1976 en un acto en Madrid organizado por la Revista Club del Gourmet donde se expusieron las ideas de Paul Bocuse y la Nouvelle Cuisine : en ese instante se puede decir que se inició el desarrollo de la cocina moderna en España y una carrera por la obtención de Estrellas Michelin.

TODOS LOS AÑOS hay controversias sobre a quién se las dan o a quién se las quitan, y a final de cuentas es un argumento para llenar páginas de diarios especializados y tertulias gastronómicas, en las que se discuten sobre los puntos de valoración de la guía: selección de los productos, dominio de los tiempos de cocción y de los sabores, la personalidad del cocinero plasmada en el plato y la regularidad y constancia.

Muchos se han preguntado de la utilidad de dichas estrellas, y alguno que otro se han bajado del estrellato porque no era rentable. Todo es un "toma y daca" de dinero y "prestigio", que a veces no compensa. Hace algunos años atrás, Pascal Remy , un inspector de la guía, escribió el libro El inspector se sienta a la mesa , en donde relataba los entresijos de la guía. Se puede decir que no deja en buen lugar a dicha guía.

Siempre he pensado que las medallas o estrellas en gastronomía las debe poner el comensal, y por ello pienso, que en mi guía michelin particular he puesto algunas a establecimientos y cocineros que están en esta tierra y no andan en la estratosfera culinaria. No soy de aquellos que desean un plato de estrellas, soy más bien de los que no preguntan los estrellatos y solo exijo que en mis entretelas sienta el placer de una buena comida y compañía. Pero yo digo lo que dijo Guerrita cuando le presentaron en Madrid a José Ortega y Gasset y le respondió éste que era filósofo, a lo que asombrado por la profesión del presentado respondió: "Hay gente pa tó".