Continúa la ronda de comparecencias en la comisión parlamentaria que investiga si las acciones políticas en el seno de Acorex influyeron en su crisis y posterior caída. En una doble jornada matinal y vespertina, ayer fue el turno de varios exdirectores y presidentes de la entidad, entre ellos Juan Luis Aceitón, Cristóbal Alvarez del Vayo y Teodoro Caldera, que hablaron de "injerencias", "luchas de poder y de sillones" y falta de confianza entre los socios.

Juan Luis Aceitón, director general de Acorex en 2014, afirmó que su salida de la sociedad se debió a las negociaciones para la fusión con el grupo andaluz Dcoop. Dijo que desde el director general de Cooperativas del Gobierno del PP, Andrés Montero García, se "preparó el golpe para cargarse" a la dirección. En diciembre de 2014 la Asamblea aprobó una declaración a favor de la extremeñidad de Acorex y a partir de ahí empiezan las "presiones". Cuestionado por su nombramiento, Aceitón señaló que él no salió "de la ratonera de la casa de Nogales, Escobar o Teniente", sino de la empresa Mafresa, de la que era director. No obstante, sí reconoció que hubo "reuniones con gerentes de cooperativas en las que estuvieron Nogales y Román Prieto".

Para Aceitón, en "Acorex había más marrones de la cuenta", con "datos alterados históricamente desde el año 2001". Defendió que loque hizo fue "levantar la alfombra" de Acorex aunque al final el polvo le "contaminó", si bien indicó que "los únicos responsables de la ruptura son los socios por no adoptar las medidas adecuadas en su momento". A su juicio, una de las causas de la muerte de Acorex es "la lucha de poder y de sillones entre cooperativas", pues las grandes no aceptaron que una pequeña gobernara.

Por otra parte, manifestó que había diez contratos blindados de directivos con 200.000 y 300.000 euros en indemnizaciones. "En Acorex no existían las tarjetas black, pero había señores que durante años comían diariamente y tomaban copas en los mejores restaurantes de Mérida", afirmó Aceitón tras señalar que sorprendentemente "los que solicitan la baja de Acorex son lo que han sido administradores en toda esta etapa de irregularidades contables y proyectos fallidos".

Por su parte, Cristóbal Alvarez del Vayo afirmó que el ambiente "crispado" y de "desconfianza" que había en Acorex fue lo que provocó que "la mayoría social" del grupo convocara la asamblea de socios del 5 de diciembre de 2013, invalidada días después por la Junta y que permitió "a una minoría tomar el poder". En la cita se destituyó al Consejo Rector presidido por José Gregorio Traver y se nombró uno nuevo con Manuel Rodríguez Corrales, de San Isidro de Miajadas, como presidente. El 13 de diciembre, continuó, se emite la resolución de la Dirección de Trabajo por la que "se declara ilegal la asamblea y se suponen nulos sus acuerdos", entre ellos su nombramiento como director.

GOLPE DE ESTADO "Hubo un golpe de estado, el que triunfó y permitió a una minoría tomar el poder", dijo. Según Alvarez del Vayo, en Acorex ha habido "injerencias políticas desde siempre". Respecto a la asamblea posterior a la invalidada por la Junta, y que se celebró en enero de 2014 con el nombramiento de Manuel Pérez como presidente, señaló que el acuerdo entre "ese 70% que representaban las grandes cooperativas y la minoría que ostentaba el poder" era necesario, pues "había pacto o no había Acorex" aunque fue "un cierre en falso porque los problemas continuaron".

Por último, el presidente en funciones de Acorex entre marzo y mayo de 2013, Teodoro Caldera --accedió al cargo por su condición de vicepresidente tras la marcha de Matías Sánchez--, aseguró que hubo "injerencias", aunque negó que se falsearan las cuentas. Según afirmó, la entonces vicepresidenta, Cristina Teniente, les indicó en una reunión que ninguna de las cinco grandes cooperativas debía llevar las riendas de Acorex. También relató que meses antes, el que era director de Caja Rural de Extremadura, Román Prieto, les dijo que para obtener financiación de Avante el director general, Javier Donoso, "se tenía que ir".

Según Caldera, la caída de Acorex se ha debido a la falta de confianza de los socios y de garantía de cobro de los productos, las razones por las que su cooperativa se marchó.