El botellón es un fenómeno social "estabilizado" que tenderá a desaparecer de las ciudades y pueblos de Extremadura en los próximos años para ser sustituido por otras formas de ocio nocturno. Así lo considera el grupo de sociólogos que encabeza el profesor de la Universidad de Extremadura (Uex) Artemio Baigorri, que ayer presentó en Cáceres El botellón: un conflicto posmoderno . Esta obra recoge los resultados del estudio iniciado en el 2000 sobre esta práctica juvenil y en el que se han aportado las opiniones de unas 60.000 personas, entre jóvenes, padres, profesionales y hosteleros.

La definición de botellón que aportan Baigorri, el también autor Ramón Fernández y el Grupo de Investigación en Estudios Sociales y Territoriales (GIESyt) es una "reunión masiva de jóvenes, de entre 16 y 24 años fundamentalmente, en espacios abiertos de libre acceso, para combinar y beber la bebida que han adquirido previamente en comercios, escuchar música y hablar". En el 2000 recibieron el encargo de la Junta, dentro del programa Futuro , de poner luz sobre este asunto.

Pronto detectaron los dos principales problemas que acarrea esta expresión de ocio: la incorporación de personas de cada vez de menor edad al consumo de alcohol (en las zonas rurales los jóvenes se inician a los doce años) y las dificultades para conciliar el botellón con el derecho al descanso de los vecinos. Según este grupo de expertos, hay unos 77.000 jóvenes que se reúnen al menos una vez a la semana --25.000 lo hacen dos veces-- "en áreas muy localizadas, durante cuatro o cinco horas, los viernes y sábados por la noche". El libro desmonta alguna de las creencias extendidas sobre este fenómeno, como de que se trata de un fenómeno urbano. No es así, dijo ayer Baigorri.