Cuando este verano un vecino de Llerena supo que todos los días se sentaba sobre los restos de una fosa común de la Guerra Civil donde podrían estar sus familiares se quedó atónito. Con este asombro reaccionan muchos a la actividad de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura. En total, se cree que hay 10.000 extremeños enterrados en estas fosas clandestinas. "Todos los municipios por los que pasó la columna Castejón tienen una fosa de desaparecidos", comenta Angel Olmedo, que se ha encargado de organizar los campos de trabajo. Este verano durante unos 20 días voluntarios de todo el país han trabajado en el arroyo Romanzal de Llerena, donde por testimonios orales se sospechaba de la existencia de una fosa común de la Guerra Civil. Según datos provisionales se cree que hay un mínimo de 30 cadáveres, que actualmente se han remitido a la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura para su identificación. En el mes de diciembre se devolverán a los familiares para que los restos sean enterrados en Llerena.

La asociación ha realizado estudios de este tipo en Alburquerque, donde encontraron cuerpos en una mina abandonada, muy deteriorados. El año pasado se realizaron excavaciones en Talarrubias. Los resultados se contrastan por forenses y expertos. Las excavaciones se realizan en aquellas zonas donde hay certeza de que hubo fosas comunes a petición de los propios familiares de los represaliados. Y cada vez son más los extremeños que pierden el miedo a hablar.