Extremadura y la comarca leonesa del Bierzo son las dos ubicaciones que cuentan con más posibilidades de albergar una fábrica de baterías de litio para automóviles eléctricos en el caso de que el grupo de inversores chinos interesados en poner en marcha esta factoría acabe decantándose por España frente a otras localizaciones alternativas en el continente europeo que también han mostrado su interés. «Llevamos 31 meses peleando con las ofertas que están realizando Hungría, Polonia, Alemania y, más recientemente, Rumanía, para que esta inversión se haga en España», precisa Enrique de Areba, vicepresidente de IBC & Partners, la firma de consultoría estratégica que está tratando de atraer este proyecto. La competencia para acogerlo no es solo entre países. También dentro de España se manejan varias opciones, entre las que figuran Cataluña, Madrid, País Vasco y Navarra. Sin embargo, Extremadura y León son las dos que se han presentado como primeras opciones tanto a las empresas como al Ministerio de Industria. En ambos casos combinan mejor que el resto, arguye De Areba, «los intereses chinos y los del Estado español». Estas son algunas de las claves del proyecto.

1. INVERSIÓN Y PUESTOS DE TRABAJO QUE GENERARÍA LA INDUSTRIA

La instalación de esta factoría supondría una inversión aproximada de entre ochocientos y mil millones de euros y crearía de «2.000 a 3.000 puestos de trabajo de calidad», teniendo en cuenta tanto la actividad productiva principal como la de otra serie de empresas vinculadas directamente a la planta, centradas en labores como el tratamiento y la preparación del mineral. La fábrica «generaría en Extremadura una enorme riqueza», incide el vicepresidente de IBC & Partners. En sí misma y por su potencial para atraer inversiones, no solo del sector del automóvil, «sino de otras empresas de servicios asociados».

2. QUIÉNES PONDRÍAN EL CAPITAL PARA PODER EFECTUAR LA INVERSIÓN

Esta consultora ha entrado en contacto con doce de los veinte mayores fabricantes de baterías en China, de los que cuatro son las que «han mostrado interés en localizar una planta de producción en el extranjero y, concretamente, en España». China concentra actualmente el 82% de la producción mundial de baterías, y en este mercado «se venden la mitad de los coches eléctricos» a nivel global. Esta no sería la primera instalación de esta clase con capital del gigante asiático que se construye en Europa, donde ya existen dos más en Alemania. Aparte, también hay otras de propiedad coreana o japonesa.

España, de momento, no alberga ningún centro de producción de estos acumuladores para vehículos eléctricos, un modelo de movilidad en cuyo desarrollo el Gobierno está mostrando gran interés. Esta misma semana, la ministra de Industria en funciones, Reyes Maroto, aseguró que desde el Ejecutivo se está trabajando para que «cuanto antes venga la fábrica» y añadió que, si se dan las condiciones, eso sucederá en «poco tiempo».

«Lo que vemos es que hay una enorme oportunidad de negocio en España, porque es el segundo productor europeo de automóviles y no existe ninguna planta de este tipo», recalca Enrique de Areba. La firma de la que es vicepresidente se ha reunido ya en más de una decena de ocasiones con la ministra de Industria para abordar este proyecto. Con la administración regional extremeña aún no se ha mantenido ningún contacto, aunque la idea es que este se produzca entre «enero y febrero» próximos, meses en los que también habrá reuniones con responsables de Castilla y León, Madrid o Navarra.

3. LAS PRINCIPALES VENTAJAS DE LA OPCIÓN EXTREMEÑA (Y SUS INCONVENIENTES)

Las importantes reservas de litio que existen en la región son la principal baza de la opción extremeña. En este sentido, en el caso de imponerse esta sobre las demás, dado que la concentración de este metal «es mucho mayor» en la provincia de Cáceres, lo previsible es que la fábrica también se instalase en ella. «Tendría más sentido, con el fin de reducir los costes logísticos», indica el responsable de IBC & Partners, que apostilla que desde el ministerio también se vería con buenos ojos la posibilidad de instalar la industria en una región en la que, como la extremeña, pudiese contribuir a frenar la despoblación.

Por contra, el principal hándicap serían las malas conexiones ferroviarias con el resto de España, una carencia especialmente trascendente una vez que buena parte de la producción tendría que ir a fábricas de automóviles localizadas en Vigo, Martorell, Valladolid o Pamplona. Llegado el momento, «es algo que habría que coordinar» con el Gobierno, para que «el proyecto de atracción de inversión» incluyese una conexión ferroviaria adecuada, incide.

4. CUÁLES SON LAS OTRAS POSIBILIDADES DE UBICACIÓN DENTRO DE ESPAÑA

«No hay ninguna ubicación en España que sea perfecta al cien por cien de acuerdo con los intereses de los inversores chinos, pero hay quien tiene más ventajas», resume De Areba. Por ejemplo, País Vasco y Cataluña tienen a su favor que cuentan con diferentes plantas de producción de automóviles «en un radio de 250 kilómetros». No obstante, en el caso catalán la posibilidad se ha «enfriado» porque los inversores «ven una situación de riesgo político». Por el contrario, el País Vasco sí que «está haciendo una fuerza muy importante» por acoger esta industria, que contaría con el puerto de Bilbao a la hora de dar salida «a los excedentes de producción hacia el mercado europeo». En cuanto al Bierzo, sus mejores argumentos son las buenas comunicaciones por carretera y tren y la relativa proximidad a las factorías automovilísticas situadas en Valladolid o Vigo. Precisamente, desde esta última ciudad el pasado miércoles se anunció que su ayuntamiento y la Zona Franca han acordado presentar suelo disponible «de forma inmediata» para que inversores chinos elijan la comarca viguesa para instalar una fábrica de baterías de coches eléctricos.