Entre 9.000 y 15.000 extremeños son jugadores patológicos y, de ellos, el 75% sufre depresión, según informa el director general de Atención Sociosanitario y Salud del Servicio Extremeño de Salud (SES), Emilio Herrera.Según Herrera, el jugador patológico es una persona que no puede controlar los impulsos que le llevan a jugar y, con ello, a desestructurar su vida personal, familiar y laboral, ya que "atraviesa la frontera del no control", recoge la agencia Efe. Por ello, el responsable del SES alerta que es "un problema de salud pública" de primer orden, ya que afecta a muchas personas y a su entorno y porque, además de los entre 9.000 y 15.000 jugadores patológicos, hay otros entre 30.000 y 50.000 personas en situación de juego abusivo. De hecho, el directo general recuerda que en Extremadura se juega 575 millones de euros anuales, mientras que en el conjunto de España la cifra se dispara hasta más de 28.000 millones. Asimismo, observa que, al problema de juego patológico, se une el abanico que abren las nuevas tecnologías. Estas, a su juicio, provocan más riesgos, porque surgen nuevos juegos y porque hay mayor accesibilidad a ellos, a lo que se une la dificultad en controlar ese acceso por parte del jugador. El director general de Atención Sociosanitaria y Salud del SES aclara que la denominación juego patológico puede lleva a pensar que no empieza a ser un problema hasta que es "patológico", pero entonces puede ser muy tarde. "El juego en sí no es jugar, es jugársela, el problema es que es una actitud de riesgo". En cuanto al perfil del jugador patológico, hay más prevalencia en la juventud porque es una etapa de la vida, ha apuntado, en la que se tiende a probar nuevas cosas. A su juicio, el juego patológico se puede controlar; por medio de fármacos, porque el 75 por ciento sufre también depresión; y del trabajo psicológico con la persona afectada y su familia, que sufre el alto coste social y económico, a veces se pierde el trabajo, del enfermo.