Antaño protagonistas de su época, algunos como auténticas fortificaciones defensivas, otros como lugar de devoción. Medio centenar de castillos y conventos en Extremadura, entre otros monumentos, permanecen hoy en el "olvido" y a duras penas sobreviven al paso del tiempo en un estado de "abandono".

Elementos patrimoniales cargados de historia pero a los que ésta no les hace justicia, por cuanto carecen de protección y corren el riesgo de ver alterados sus valores esenciales y de desaparecer.

O al menos eso es lo que considera la Asociación para la Defensa del Patrimonio Cultural y Natural Hispania Nostra que los incluye en su lista roja del patrimonio, con la que denuncia la situación de estos elementos en el país con el fin de darlos a conocer y lograr su consolidación o restauración.

Cincuenta y dos de ellos se encuentran repartidos por la geografía extremeña aunque el número ascendía a cincuenta y siete -31 en Badajoz y 26 en Cáceres-, de los que cinco han sido retirados de la lista tras haberse actuado sobre ellos.

Los "afortunados" son la iglesia de San Martín de Medellín y el fuerte de San Cristóbal en Badajoz, el cual ha sido restaurado y abierto a las visitas; y en la provincia cacereña el Aljibe de la casa de las Veletas en Cáceres, la ermita de San Bartolomé o de San Berto de Hinojal y la ermita de Valbón de Valencia de Alcántara.

No han corrido la misma suerte los que aún forman parte de esta lista en la que abundan los elementos de carácter militar o defensivo y religioso, como los castillos, hasta once, de ellos siete en la provincia de Cáceres; los conventos, ocho; y las ermitas, con seis actualmente tras las dos que han sido retiradas.

Hispania Nostra incluye también tres torres y otros tantos puentes, entre ellos el puente romano de Alcántara, donde se aprecian "daños por falta de mantenimiento, que pueden agravarse" y para el que se pide liberarlo del tráfico rodado que soporta.

De monasterios, iglesias, palacios, casas y fuentes están incluidos dos elementos patrimoniales por cada uno en esta Lista Roja del Patrimonio en la que aparecen una atalaya, una fortaleza, el berrocal circundante de Trujillo y hasta la ciudad antigua de Lacimurga, un importante yacimiento arqueológico, cuyos vestigios abarcan desde la época prerromana hasta el medievo.

En el apartado de patrimonio natural, se alerta del "abandono" del parque Ascensión de Badajoz, que en 2014 sufrió un voraz incendio del que han sobrevivido bastantes árboles centenarios.

Varias edificaciones de la lista carecen de protección específica como la Casa de la Audiencia o Ayuntamiento Viejo de Cabeza del Buey o el Colegio e Iglesia de San Ildefonso de la Compañía de Jesús de Fregenal de la Sierra.

El estado de éstos es de "abandono" salvo por el uso que, según la asociación, se hace de algunas de sus dependencias como cochera, granero o almacén de aperos del servicio municipal de obras.

Destaca también el Despoblado de Zamarrilla, una de las más populosas aldeas medievales con las que contó la villa de Cáceres y en la que llegaron a morar más de 200 vecinos a principios del s. XVIII, principalmente jornaleros del linaje cacereño de los Ovando.

Sus antiguas viviendas se han convertido en establos para el ganado y, pese a las advertencias de Hispania Nostra, parte de la iglesia románica de Zamarrilla se vino abajo el pasado año.

Pero gozar de protección tampoco es garantía de un mantenimiento de estos elementos pues muchos de los que están en esta lista se encuentran bajo el amparo de la declaración genérica del decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español e incluso son Bienes de Interés Cultural (BIC).

Es el caso del hospital de San Miguel de Zafra, del siglo XV y una "pieza clave para entender las técnicas constructivas del arte mudéjar en Extremadura", que presenta una "degradación avanzada" y su estado de ruina es "preocupante".

Las inclemencias meteorológicas, la abundante vegetación, la falta de intervención y el vandalismo son algunas de las causas del "mal estado" de este medio centenar de elementos patrimoniales que atesoran componentes decorativos y artísticos de gran valor.

En la categoría de patrimonio civil e industrial hay un llamativo elemento, un complejo minero: el de San Nicolás en el Valle de la Serena, incluido en la Carta Arqueológica de Extremadura.

De ser explotado por empresas francesas o alemanas y con un papel "crucial" en todas las guerras del siglo XX, dado el interés de su mineral -wolframio-, la mina sufre hoy "el expolio de chatarreros ilegales".

Tampoco el legado de los romanos se salva de la desidia y la lista roja incluye hasta tres villas romanas, todas en la provincia de Badajoz: la de Araya en Mérida, la de Pesquero en Pueblonuevo del Guadiana y la de La Cocosa en Badajoz, para la que la Diputación pacense ha dispuesto fondos en aras de su puesta en valor.

Son muchas las actividades que distintas asociaciones locales, colectivos y particulares han impulsado también para llamar la atención sobre estos tesoros patrimoniales, desde rutas senderistas hasta recogidas de firmas, con el fin de rescatarlos del "olvido" y darles el lugar que merecen.