Extremadura reduce un 0,4% el fracaso escolar y se sitúa en el 32,4%, según los datos de la revista Magisterio y que recoge la agencia Europa Press. A nivel nacional, el fracaso escolar alcanza el 30,8%, lo que supone un 1,2% más que el curso pasado.

Por sexos, la balanza vuelve a decantarse, según la revista, por el lado de las chicas, mientras que los chicos sufren un fracaso del 37,6%, las mujeres se sitúan en un 23,6%. Catorce puntos de diferencia, aunque la brecha se ha reducido algo más de un punto desde 2000.

El mapa muestra que el fracaso escolar es más pronunciado en el sur de la península, en las ciudades autónomas y en los archipiélagos, aunque sería más exacto establecer cuatro grupos. En el primero, por encima del 35% estarían Ceuta, Comunidad Valenciana, Baleares, Melilla y Canarias.

En el segundo, aún por encima de la media, todo el sur peninsular: Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia y Extremadura. Muy cerca de la media se encuentran la Comunidad de Madrid, junto a buena parte de las comunidades del Ebro: La Rioja, Aragón, Cataluña.

El último grupo, situado en el tercio noroccidental de la península, comprende a Castilla y León y a las comunidades de la cornisa cantábrica: Galicia, Cantabria, Navarra, País Vasco y Asturias (estas dos últimas son las únicas que bajan del 20%,y por tanto las únicas que podrían albergar alguna esperanza de cumplir los objetivos de Lisboa 2010).

Desde el año 2000, fecha desde la que se tienen datos, España ha aumentado 4,2 puntos su fracaso -es decir, casi un 16%-, y sólo en los dos últimos años 2,3 puntos -un 8%. Con estas cifras hay que volver a retrasar la posibilidad de cumplir los objetivos de Lisboa 2010 (abandono educativo temprano y nivel educativo de los jóvenes) al menos hasta 2015.

Según Magisterio, aunque el aumento de la inmigración puede influir en el aumento de la tasa, otros datos extraídos de la EPA permiten suponer que el aumento del fracaso escolar debido a la inmigración desde 2000 es de aproximadamente dos puntos, por lo que la mitad de la variación -y el ya endémico que afecta todos los años a más de la cuarta parte de la población- es independiente de los fenómenos migratorios, y se nutre íntegramente de los estudiantes españoles. "Lo grave no es tanto la variación, sino que ya existe un hábito de fracaso en el sistema, que expulsa a más de 100.000 chicos sin título todos los años (135.000 en 2006)", apunta.