Salta a la vista. Basta salir a la calle con frecuencia para comprobar que el sector de la odontología está en plena expansión en las principales ciudades extremeñas. Los datos contrastan esa percepción popular: solo en los últimos cinco años han abierto sus puertas en Extremadura 146 nuevas clínicas dentales. Entre 20 y 30 cada año.

En la actualidad, la comunidad cuenta con 512 clínicas dentales autorizadas, 306 ubicadas en la provincia de Badajoz y otras 206 en la de Cáceres, según los datos facilitados a este diario por la Consejería de Sanidad. Estas cifras incluyen las 146 nuevas consultas dentales que se han puesto en marcha en un lustro, pero el boom viene de más atrás. Según la información de Sanidad, en los últimos diez años se han abierto 234 nuevas consultas -casi la mitad del total de las que existen en la actualidad en la región- a un ritmo de entre los 31 nuevos centros que abrieron sus puertas en los años 2013 y 2016 y las 18 nuevas clínicas que se abrieron en el 2017.

Esta evolución no es exclusiva de la comunidad, sino una tendencia general que se aprecia en todo el país. Detrás de las estadísticas hay varios factores: una mayor preocupación por la salud y la estética bucodental, pero también un aumento exponencial de los dentistas que salen cada año de las 22 facultades de Odontología que existen en España (varias de ellas privadas). Y ambos factores están favoreciendo también el desembarco de las cadenas dentales comerciales en los últimos años. «Cada año salen de las facultades unos 1.500 nuevos dentistas, es una proporción enorme que está obligando a muchos colegiados a emigrar a otros países», señala Joaquín de Dios Varillas, vicepresidente del Colegio de Dentistas de Extremadura.

De hecho, la tasa de profesionales prácticamente duplica a la recomendada por la OMS: un dentista por cada 3.500 habitantes, mientras en la comunidad hay uno por cada 1.700 habitantes. De Dios Varillas apunta además otro cambio a tener en cuenta: «ahora también se ven más clínicas porque en los últimos años se están instalando en bajos o en las entreplantas, están más visibles, mientras antes las consultas se ubicaban sobre todo en pisos», añade.

Los datos que maneja el colegio habla de que en la comunidad hay más de 400 clínicas dentales, de las cuales el 97,6% son privadas y el 2,4% restante son de aseguradores y corporativas o comerciales (aquellas de grandes cadenas que no son propiedad de dentistas). «Y solo ese 2,4% concentra el 58% de las quejas y reclamaciones que recibimos en el colegio; es decir, que por cada queja en una clínica privada se producen 89 en las comerciales y ocho en las aseguradoras», apunta. «La mayoría de esas clínicas corporativas están basadas en el rédito económico y los servicios sanitarios no se pueden regir por criterios mercantilistas». De hecho, el Consejo General de Dentistas de España ya ha dado la voz de alarma sobre la proliferación de este tipo de centros. Esto, dice, no significa que las franquicias sean sospechosas por definición: «estamos en un mercado libre y son respetables pero siempre que se muevan dentro de un contexto profesional y ético y eso es lo que hay que controlar porque ahora mismo los controles que se realizan son mejorables». De Dios Varillas diferencia a estas clínicas corporativas de aquellas otras que no llevan el nombre del odontólogo al uso, sino que también tienen una denominación genérica pero no comparten la filosofía de las comerciales: «Este es un modelo que está en aumento porque la odontología cada vez se está especializando más y es común que se asocien varios profesionales».

REGULACIÓN /La normativa española permite que cualquier persona ponga en marcha una clínica dental, aunque un decreto extremeño obliga a que al menos el director técnico de la misma sea un odontólogo. Desde el Consejo General de Dentistas reclaman que esto cambie, que tenga que ser dentista el propietario de la clínica, y también solicitan regular el incremento de facultades y, por ende, de nuevos odontólogos: «hay una plétora de profesionales que venimos denunciando desde hace años pero no se toman medidas para solucionarlo y esto creará problemas en el futuro».

Precisamente considera que esta plétora de profesionales, muchos de los cuales acaban alimentando -a menudo con contratos precarios- esas clínicas corportivas, está detrás de fraudes como el caso de iDental. Para evitar caer en ellos, desde el colegio extremeño recomiendan fijarse en que el establecimiento tenga en la entrada la licencia de apertura y fiarse más del boca a boca que de la publicidad, que en muchos casos es engañosa y utilizan precios bajos como gancho inicial. Este, de hecho, es otro de los frentes que tienen los dentistas: «Países como Francia tienen prohibida la publicidad sanitaria y eso se debería hacer aquí».