Extremadura, naturalmente . El antiguo lema de promoción del turismo de la región podría recuperarse ahora para ilustrar el nivel de la calidad del aire que respiran los extremeños. Así al menos se desprende del informe sobre este parámetro elaborado por la Red Extremeña de Protección e Investigación de la Calidad Atmosférica (Repica), que se ocupa de vigilar, controlar, evaluar e investigar las variaciones de este elemento en la región.

De acuerdo con sus datos más recientes (los correspondientes al año pasado y al primer semestre de este), Extremadura solo registra alteraciones puntuales en uno de los componentes que controla, las partículas en suspensión. Según sus estudios, además, dichos cambios se deben a "fenómenos de intrusión" procedentes del continente africano (corrientes) y no a las actividades humanas.

Así lo destaca también Isabel de Vega, técnico de Sostenibilidad Ambiental de la Junta, quien resalta que los niveles de dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono y ozono --que, junto a las partículas en suspensión, determinan la calidad del aire-- que registran las estaciones extremeñas "son muy bajos, impensables en otras zonas del país, y apenas se producen superaciones de los niveles máximos establecidos en la legislación".

A través de dichos índices, la normativa establece cómo es la calidad del aire (muy buena, buena, admisible, mala o muy mala), así como cuándo hay que avisar a la población de los elevados niveles de algún elemento, que pueden entrañar riesgos para la salud. Es esta la labor de la que se ocupan los profesionales de Repica, que desde el 2002 miden diariamente los diversos componentes de la atmósfera.

Actualmente, la Red cuenta con cinco estaciones fijas --en Badajoz, Cáceres, Mérida, Zafra y el Parque de Monfragüe-- y dos móviles, que realizan medicones por toda la región. Los datos son comunicados a través de tres paneles informativos situados en las dos capitales provinciales y la extremeña y también pueden consultarse en su web.