El peso de la inmigración en Extremadura todavía es débil. De hecho, los últimos datos publicados sobre el mercado laboral en España revelan que los inmigrantes apenas han ocupado una pequeña parte (el 5%) de los nuevos empleos generados en la región durante la última década. Concretamente, han conseguido unos 4.100 contratos dentro de los 83.000 trabajos creados desde el año 1995.

El motivo de esta situación, según Josep Oliver, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), es la "menor atracción inmigratoria" mostrada por Extremadura debido a que su capacidad para crear empleo ha sido más baja que en otras regiones. Esta circunstancia se ve reflejada en la poca representatividad de la población extranjera dentro de la mano de obra extremeña. Así, de acuerdo con sus últimos cálculos, sólo un 3,6% de los habitantes de la región en edad de trabajar (entre los 16 y los 64 años) son inmigrantes.

En este sentido, Extremadura aparece como la comunidad autónoma con menor peso de los trabajadores extranjeros en el mercado laboral. "Debido básicamente a su menor capacidad de creación de empleo", apunta Oliver, que ayer presentó el informe Las Españas de la Inmigración y hace apenas un mes publicó España 2020: un mestizaje ineludible . En este último, el profesor de la UAB defendía que la oferta de trabajo es "la verdadera responsable del efecto llamada".

Así, entre 1995 y el 2005, la cifra de empleos en la región ha pasado de 282.000 a 365.000. Es decir, se ha producido un incremento de casi el 30% en el volumen de puestos de trabajo. Unicamente en Castilla y León, Asturias y Galicia el crecimiento ha sido menor.

BAJA LA MANO DE OBRA Oliver explica que en las regiones con menor peso de la inmigración, como Extremadura y las comunidades del Cantábrico, la caída de las tasas de natalidad aún no se ha reflejado en la demanda de mano de obra, como sí ha ocurrido en Madrid, Cataluña, la Comunidad Valenciana o Murcia. Eso ha evitado una llegada masiva de población extranjera. De momento, según apunta, el descenso demográfico es compensado con la ampliación de la vida laboral y con la creciente incorporación de la mujer al empleo. Sin embargo, advierte que en los próximos años Extremadura y las regiones del norte tendrán que recurrir a los inmigrantes para ocupar los puestos de trabajo que no pueda cubrir la población nativa. Es decir, el contingente extranjero en la región va a aumentar.

En este sentido, Josep Oliver sostiene que sin una mayor aportación de la inmigración será "difícil" mantener el actual ritmo de crecimiento de la economía española.