Existe un nuevo pobre que hace cola en el supermercado, no sólo es el que pide en la calle». La frase la pronuncia la técnica de EAPN (la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social) en Extremadura, Castillo Navarro Pérez, para evidenciar que la crisis económica ha dejado una nueva clase social que cada vez es más notoria: el trabajador pobre. O lo que es lo mismo, personas que tienen empleo y sueldo, pero éstos son tan insuficientes que no les llega para pagar facturas y alimentación y deben acudir a la ayuda externa para hacer frente a los gastos mensuales. Según los informes elaborados por EAPN, la tasa nacional de población afectada por esta lacra era el 14% el pasado año. Extrapolando ese porcentaje medio a la realidad extremeña, esto es, a los 358.000 ocupados que existían en la región a finales de 2016 (según los informes del INE), el resultado es que la comunidad autónoma soporta actualmente alrededor de 50.000 trabajadores pobres.

Es solo un dato aproximado para entender un panorama laboral que ha generado «nuevos necesitados», tal y como asegura la presidenta de EAPN-Extremadura, María Teresa Suárez. «Ya el empleo no es salvaguarda de la pobreza», insiste. Y habla de la disminución de jornada, de la precariedad, de contratos que no permiten una vida digna.

En la región, el perfil del trabajador pobre es: joven, de clase media, español, con estudios medios o superiores.

Es uno de los problemas de la sociedad actual en que ayer se puso el foco durante la presentación en la Asamblea de Extremadura del estudio El Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008-2016, elaborado por EAPN con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se celebra el 17 de octubre.

El informe arroja que en la región hay 330.000 personas que se encuentra en situación de riesgo, lo que significa un 35,8% de la población. El porcentaje ha crecido levemente en el último año, pero lo más llamativo es que es casi ocho puntos superior a la media nacional.

Otro balance en negativo es que Extremadura es la que tiene la tercera tasa más elevada de alerta de exclusión social de todas las comunidades.

LAS PENSIONES / En cuanto a los mayores, uno de los sectores que más sufre las consecuencias de las crisis, el análisis de EAPN refleja que casi el 60% de las pensiones en Extremadura son inferiores al umbral de la pobreza, lo que implica que afecte a unas 132.000 personas. Pero además, un 9,5% de esas pensiones se encuentra por debajo del límite de «situación severa».

Tras plasmar la realidad extremeña actual, Suárez quiso hacer hincapié en que es urgente una fuerte inversión social para erradicar estos parámetros que no permiten que la situación de las familias mejore. «Son necesarias medidas sociales, económicas y fiscales que activen también el empleo», subrayó.

Por su parte, el consejero de Sanidad y Políticas Sociales de la Junta, José María Vergeles, quiso manifestar: «En Extremadura hay unos niveles de pobreza que están por encima de la media, aunque la región es una de las primeras que ha reducido esa tasa desde los primeros años de la crisis económica». Y añadió: «Es verdad que aquí hay más pobres que en otras zonas, pero esas personas son menos pobres que en otros sitios ya que Extremadura es una de las regiones que menos pobreza severa tiene».

Además, destacó que se deben activar más «muros de contención» desde las administraciones, «como las que ya ha puesto en funcionamiento la Junta como la renta básica, los planes de empleo social o los mínimos vitales». También destacó que se debe realizar un cambio en el modelo productivo que permita «tener menos pensionistas en riesgo e incentivar y consolidar el empleo».

Propuestas que, de llevarse a cabo, mejorarían la situación actual. De momento, la región sigue con la dura realidad de que la exclusión social y los trabajadores pobres forman parte del mercado laboral.