Cápsulas de menos de un minuto que contienen historias, reflexiones, talentos ocultos y mucho, muchísimo humor. El secreto del éxito de TikTok, la red social que en estos días protagoniza un acalorado debate geopolítico entre Estados Unidos y China, tiene mucho que ver con sus vídeos cortos, rápidos y cautivadores. Y con su algoritmo, que selecciona automáticamente los contenidos en función de la actividad de cada usuario y proporciona a todo el mundo una oportunidad para mostrar al planeta Tierra sus ideas. «No importa quién seas o cuántos seguidores tengas. Cualquiera con una buena idea puede alcanzar a miles de personas», recalcan una veintena de ‘tiktokers’ estadounidenses en una carta abierta enviada a Donald Trump.

La aplicación irrumpió en el mercado hace tan solo un par de años pero no ha sido hasta este 2020, cuando media humanidad andaba confinada, cuando ha vivido su verdadero ‘boom’. Así lo corroboran varios creadores de contenido a este diario, quienes confiesan entre risas que «todo empezó por aburrimiento durante la cuarentena» hasta que, con millones de visitas acumuladas por cabeza, «parece que la cosa se ha desmadrado».

Un puñado de ‘tiktokers’ extremeños relatan su experiencia con la plataforma, tanto para lo bueno como para lo malo.

El éxito de TikTok también pasa por el humor. Es el caso de Rubén González Morales (28 años). Así es como le conocen en el municipio pacense de Puebla de Sancho Pérez y sus amigos de la universidad. El resto de los mortales por ‘Rubentonces’, el nombre que usa en sus redes sociales. Acumula más de 2,4 millones de ‘likes’ y tiene casi 183.000 seguidores «haciendo comedia». «Bueno, en realidad explico los pequeños problemas con los que me encuentro en mi día a día. Anécdotas. Cosas con las que todo el mundo se pueda sentir identificado», reflexiona.

Rubén González Morales, influencer de Puebla de Sancho Pérez

Vídeos virales Como el día que se disfrazó con un montón de gracia y entusiasmo de Batamn y se puso a bailar con Spider-Man, en un vídeo que se viralizó y que hoy por hoy suma cientos de miles de visualizaciones. «Se está poniendo de moda, sobre todo durante estos meses que hemos estado encerrados en casa». Lo que más les gusta de la aplicación es la originalidad y la diversión porque, como dice, «ninguna otra herramienta te da tantas posibilidades como TikTok, aunque ahora es verdad que Instagram, ha anunciado el lanzamiento de Reels, una nueva modalidad de compartir vídeos que quiere competir con TikTok, convertida en líder de este segmento y que se enfrenta a un futuro incierto en Estados Unidos por su capital chino».

Rubén trabaja grabando y editando contenido audiovisual y recibe dinero por colaborar con marcas. El éxito de sus vídeos se debe a su originalidad fundamentalmente, aunque del mismo modo, al algoritmo de la aplicación.

A diferencia de lo que ocurre en redes como Instagram, Facebook o Twitter, en esta red social el contenido viaja más allá del grupo de ‘amigos’ y aparece en la selección ‘Para ti’ de todos aquellos usuarios que presenten gustos similares. Cuanta más atención e interacciones logre un vídeo, a más personas llegará. «La gente entra en TikTok haciendo zapping, como si estuvieran viendo la televisión. Tienes que ser rápido. Captar la atención en pocos segundos. Ir directo al grano. Y lo más importante; la gente quiere sentirse identificada con lo que ve», explica el joven perano.

La parte buena del algoritmo es que proporciona un escaparate para que quien quiera pueda mostrar su talento. La mala, «que viraliza más el contenido frívolo que el que está bien trabajado», concluye.

Este mismo espíritu de espontaneidad, hacer reír y de alegría también guía los vídeos del cacereño José Luis Franco Núñez (36 años), quien tiene numerosos admiradores en su ciudad y repartidos por el ancho y largo del país. Este artista, distinguido como ‘Franco Deluxe’, triunfa en esta red social cantando canciones de actualidad y los clásicos de toda la vida, bailando, doblando, imitando y disfrazándose para arrancarles unas risas a sus seguidores.

José Luis Franco Núñez, cacereño 'tiktoker'

Sus obras, declara José Luis, «funcionan porque resumen en menos de un minuto parodias muy divertidas de cualquier tipo de cosa. Pero, ahora que el éxito se mide en términos virales, recuerda que no hay que obsesionarse por acumular ‘me gustas’ porque 'los likes’ no son siempre equivalentes al talento».

La parte buena de la plataforma, indica, es que «resulta muy entretenida». La mala, que «resulta un tanto adictiva» (dado que los usuarios navegan en un scroll infinito de contenidos seleccionados solo para ellos) y que «el filtro de contenidos elimina vídeos al tuntún». La plataforma tiende a eliminar automáticamente todo aquello que refleje insultos directos, para proteger a los usuarios más jóvenes en particular, aunque no diferencia el contexto en el que caen estas palabras. De ahí que muchas veces el algoritmo falle.

La cicatrices no son defectos

La cicatrices no son defectos Inma Franco, una joven pacense (21 años), subió hace unas semanas un vídeo a TikTok donde explica «por segunda y última vez» las dudas que continuamente recibía sobre su aspecto físico y resalta que «las cicatrices no son defectos». Un vídeo que se ha vuelto viral y tras el que ha recibido inmensas muestras de apoyo. En su perfil cuenta con 5,5 millones de ‘likes’ y tiene más de 163.000 fieles seguidores.

Inma Franco, 'tiktoker' pacense

En las imágenes Inma cuenta cómo cada dos por tres le preguntan qué le pasa en el rostro. «Yo me miro al espejo y digo: ‘Hostia Inma, pues sí, tienes una cara normal’. Sin embargo en cada vídeo aparece esta pregunta y digo: ‘Inma, a ver si es que no quieres aceptar la realidad’», comienza argumentado.

Tras ello, señala que al poco de nacer se le cerró un hueso de la cabeza antes de tiempo. «Mi pronóstico de vida era: me operaba o mi cerebro iba a crecer pero mi cabeza no, por lo que me convertiría en un vegetal». Ante tal situación, la joven ha pasado por múltiples operaciones que han logrado que pueda hacer una vida normal aunque, según expresa, se le metió la frente para dentro, el ojo derecho se le bajó un centímetro y el tabique de la nariz se le torció.

Posteriormente, Inma Franco aclara que «ha tenido la opción de operarse para mejorar estéticamente su rostro pero que prefiere no meterse en un quirófano de nuevo solo por motivos de belleza».

Y finaliza entre lágrimas: «no sabéis qué es ir por la calle y que se rían de ti por tu cara, por todo... que a día de hoy te mires al espejo y no sepas aceptarte por cómo eres y que la gente siga preguntando esto.

Porque este tipo de preguntas me molesta. Porque yo creo verme normal y luego a lo mejor no. Y no sabéis lo que yo me odio a mí misma por eso».

Ante la confesión de Inma, los usuarios tanto de TikTok como de Twitter se volcaron con ella, enviándola todo su apoyo. Y no solo personas anónimas. Figuras reconocidas como Lola Índigo o Brays Efe se sumaron a los mensajes de ánimo. No obstante, lamenta que «cuando empiezas a tener un poco de repercusión siempre llegan algunos comentarios crueles, sobre tu cuerpo, sobre como eres».

«Empecé con la aplicación hace dos años, cuando aún era Musica.ly. En aquel entonces la utilizaba como un hobby para realizar bromas y doblar voces», asevera. Además, utiliza su cuenta con la finalidad de «mostrar manualidades, apuntes, dibujos, así como para responder a diferentes cuestiones que le plantean los usuarios».

Música y efectos

El cantautor Aurelio Gallardo (33 años), natural de la localidad pacense de Orellana la Vieja, suele cantar fragmentos de sus canciones más pegadizas y de las más relevantes del panorama nacional con su guitarra en TikTok acompañadas de diversos efectos que ponen el toque de buen rollo a su perfil. «La verdad que la aplicación está muy bien. Yo siempre estoy muy feliz, contento y me gusta transmitírselo a los demás y ahora también a pesar de las circunstancias especiales en las que nos encontramos, que no nos la esperábamos ninguno. De esta forma se nos hace más llevadero».

El cantautor pacense Aurelio Gallardo

Es difícil explicar el por que de tanto éxito, aunque podemos relacionarlo con la falta de aplicaciones que ofrezcan las opciones que presenta TikTok. La más parecida fue en su momento la desaparecida Vine.

Después de que ésta cerrase en el 2016, empresas chinas decidieron aprovechar el tirón para crear apps que cubrieran el vacío que dejó Vine. El resultado fue la creación de Kuaishou y Douyin, sacando para esta última una versión internacional, conocida como TikTok a comienzos del 2018.

El secreto de la aplicación está, en el fondo, en su diversidad de contenidos. Y en que, incluso en los instantes más duros de los últimos meses, miles de usuarios se han unido a la plataforma para distraerse y compartir una sonrisa.