Los extremeños consumen más de 36.000 dosis de antibióticos al día. Son 13 millones al año, únicamente a través de las dispensaciones que se llevan a cabo en las 680 farmacias de la región, ya sea prescritos por médicos del SES o de consultas privadas. Solo con las recetas que se realizan en Atención Primaria suman 950.000 cajas de antibióticos al año, que dejan más de 7,3 millones de euros en las boticas por este tipo de fármacos. Son los últimos datos de un año completo recopilados por el SES sobre este tipo de medicamentos, cuyo uso está bajo la lupa por la importancia que tiene su aplicación (su aparición en el siglo XX revolucionó la medicina moderna por su capacidad para tratar las infecciones) y los problemas que una utilización inadecuada o abusiva han empezado a originar ante la aparición de microorganismos que ofrecen resistencia.

En las consultas médicas ya no es extraño que antibióticos que antes eran efectivos para determinadas afecciones comience a no serlo tanto en algunos pacientes. Esa cuestión se ha considerado un problema de salud de primera magnitud, por los riesgos que entraña, y hace tres años se puso en marcha un plan estatal con el propósito de reducir a lo indispensable la utilización de los antibióticos.

Como consecuencia de esta iniciativa, el consumo desde el año 2015 se ha ido reduciendo en la región. No es un descenso acusado aunque sí se ha roto desde entonces la barrera del millón de envases que se dispensaban cada año solo a través de las prescripciones de Atención Primaria. Si entonces se vendieron 1.043.050 cajas, el año pasado la cifra se redujo en 90.000 envases, lo que supone que el consumo cayó en un 9%, hasta los 952.062 envases.

Esta reducción también se traslada en términos económicos a la farmacia del SES, donde el importe facturado por este tipo de fármacos a través de las indicaciones de los médicos de familia se ha reducido en más de 770.000 euros en ese tiempo, desde los 8,1 millones que supuso hace tres años, a los 7,3 millones del 2017. En los tres primeros meses de este año, se consumieron en Extremadura 292.215 cajas de antibióticos que supusieron 2,2 millones de euros de gasto farmacéutico y más de tres millones de dosis entre los usuarios de la región.

en los hospitales / El programa para acotar el uso de este tipo de medicamentos se extiende también a la Atención Hospitalaria, aunque es ahí donde su utilización se presta a menos ajustes, porque los antibióticos son indispensables en el caso de intervenciones quirúrgicas o de trasplantes, por ejemplo. Aún así, según los datos del SES, el consumo se ha reducido igualmente en este periodo, pasando de una tasa de utilización del 30,28% en el 2015 al 27% del último año. De enero a marzo de este año el consumo se elevó al 32,6%, aunque este es también el periodo en el que más infecciones respiratorias se producen, con lo que el SES ciñe ese pico a lo habitual. En términos económicos, la reducción del gasto en este grupo farmacológico fue del 6%, desde los 4,5 millones que se destinaron en el 2015 a los 4,2 de los últimos doce meses.

A los datos de la Atención Primaria y Hospitalaria en el SES hay que añadir los antibióticos que se prescriben desde las consultas privadas de la región, principalmente en las de odontología y las de podología, donde también es común utilizar este tipo de fármacos. No hay datos cerrados al respecto, aunque según la estimación del Plan Nacional de Resistencia de los Antibióticos, casi uno de cada cinco de estos medicamentos son indicados en consultas ajenas al SES. Este mismo organismo sitúa a Extremadura a la cabeza en consumo de antibióticos según los datos del 2017.

El Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN) es el ente estatal que coordina el proyecto para reducir el riesgo de resistencia a estos medicamentos, y el impacto que este problema de salud puede tener en personas y animales. El punto de partida fue el incremento de las muertes ocasionadas en Europa por la aparición de bacterias resistentes: son 25.000 al año en el continente, que suponen un gasto sanitario adicional de 1.500 millones de euros. Se estima que de no poner freno al problema, en el 2050 habrá más de 50.000 muertes anuales, por infecciones que antes podían tratarse fácilmente con un antibiótico.

REGULACIÓN / Esa perspectiva explica el empeño del ámbito sanitario por limitar el uso de antibióticos. El balance del SES sobre el descenso es positivo, aunque reconocen que «queda mucho trabajo por delante» puesto que el punto de partida era malo, con un nivel de consumo «por encima de la media del Sistema Nacional de Salud y muy por encima de las recomendaciones de la OMS», indican. Desde el 2015 se ha pasado de consumir 30,28 dosis por cada mil habitantes, a 27 dosis por cada mil habitantes. En términos absolutos, de más de 11,7 millones de dosis al año a 10,5 millones.

«No somos partidarios de administrar antibióticos, porque lo que estamos creando es una resistencia de gérmenes a estos medicamentos, lo que supone ya un problema asistencial importante», dice el presidente del Consejo de Colegios de Médicos de Extremadura, Carlos Arjona.

El problema, según indica, no radica en las complicaciones a corto plazo, sino en lo que puede suponer la aparición de cepas resistentes a los únicos tratamientos eficaces conocidos, lo que reduciría «al mínimo» las posibilidades de curación ante las infecciones. Por eso, en el marco del control de uso de antibióticos, el Área de Salud de Cáceres tiene en marcha un proyecto para dar con el antibiótico exacto para cada caso. Participan varios servicios y lo que hacen es que ante la sospecha de la presencia de un germen, se realiza un análisis para identificarlo con exactitud y poder pautar así el antibiótico más eficaz. «De esta forma contribuimos a evitar las resistencias», dice Arjona.

La regulación de la administración de los antibióticos se inició hace más de un lustro y ha ido calando de forma progresiva. De hecho, cinco años atrás era fácil conseguir un antibiótico en una farmacia sin necesidad de receta, algo que ahora sería impensable.

«Había un uso muy extendido de antibióticos, sobre todo en niños y también era común que se usara en catarros o gripes y la gente los compraba por consejo de la vecina o de la amiga», recuerda Cecilio Venegas, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz.

Pero esa administración ha quedado erradicada, aunque haya gente que sigue tomando después lo que le sobró de un tratamiento anterior o que acude a la farmacia en busca de un antibiótico sin haber consultado con un médico. «Hemos dado un vuelco a la situación porque médicos, enfermeros y farmacéuticos nos hemos puesto serios con este tema», dice Venegas.