Puede el hombre volar? ¿Puede levantar con el mínimo esfuerzo toneladas de peso? ¿Puede desplazarse bajo el agua sin ahogarse? Preguntas que tienen respuesta hoy y que hace cinco siglos intentaban abrirse paso en la realidad no sólo mental sino práctica. ¿Qué hacer? Inventar un ingenio similar a la forma de los pájaros, una escafandra para aspirar aire o construir un complejo mecanismo de poleas.

Algunos de los inventos funcionaron entonces, otros se quedaron en dibujos, anotaciones, esbozos. Son sólo una pequeña parte de las múltiples tareas de Leonardo Da Vinci (1452-1519), algunas de las cuales pueden verse en Cáceres en Los inventos , la unión de dos exposiciones: la dedicada a Leonardo (y sus inventos posibles) y la que presenta los inventos imposibles publicados en el cómic español TBO , una sección disparatada que durante años firmó el profesor Franz Copenhague.

DIVULGACION Ambas muestras proceden de los fondos de una empresa madrileña especializada en estas exposiciones, Cultura Entretenida, que cede a instituciones para su divulgación. En el caso de las abiertas en el centro San Francisco, no hay elementos originales (ni documentos ni materiales pertenecientes al propio Da Vinci o de las páginas del TBO ), pero la información que facilita permite al visitante retener la trascendencia de este artista del Renacimiento y dar un pequeño paseo por la historia europea de la época.

En el caso de la exposición de Leonardo Da Vinci se exhiben paneles informativos (con datos de la vida del artista y su tiempo, una descripción de su trabajo y fotocopias de dibujos, bocetos y planos) y la reconstrucción de 13 piezas a partir de los planos del artista: una sección de un barco de palas, una grúa de tornillo, unas alas batientes, una escafandra, una bicicleta, una carretilla, una hélice o un coche sintético.

El legado de Leonardo Da Vinci figura en los denominados códices o códigos, más de 3.500 páginas de dibujos y escritos repartidas en diversas colecciones europeas. El Códice de Windsor, por ejemplo, posee los dibujos del cuadro La sagrada cena , mientras que el Códice del vuelo de las aves, sus detallados dibujos sobre la manera de volar de los pájaros, y el Código Atlántico escritos sobre matemáticas, astronomía, botánica, arquitectura, física y tecnología militar.

Pintor, escultor, arquitecto, ingeniero... Da Vinci encarna, casi como un mito, la idea del hombre del Renacimiento. Creció en Florencia y enseguida destacó en las disciplinas sobre las que iba a trabajar el resto de su vida (una vida, por cierto, de vegetariano por razones éticas). Tras aprender pintura con Andrea del Verrocchio, montó su propio taller como pintor independiente en esa ciudad.

Entre 1482 y 1499 trabajó para el duque de Milán Ludovico Sforza y tuvo su propio taller con varios aprendices. Allí desarrolló ideas sobre urbanismo que quedan apuntadas en la exposición, como la idea de los suburbios, que rompía el modelo de ciudad amurallada de la época. La disposición de aceras o las formas arquitectónicas de sus edificios religiosos inspiraron a los diseñadores de búnkeres y fortalezas de defensa de la Segunda Guerra Mundial.

Tras varias mudanzas (Mantua, Venecia, Florencia), desde 1513 a 1516 vivió en Roma, donde en ese momento trabajaban pintores como Rafael y Miguel Angel, con los que no tuvo mucho contacto. Una semana antes de su 67 cumpleaños (en 1519) murió en Cloux (Francia) en los brazos del rey de Francia Francisco I, amigo del artista.

SATIRA En el otro claustro, aguardan al visitante los inventos imposibles de Franz de Copenhague, el profesor inventado por la revista TBO, uno de los cómics más recordados en la segunda mitad del siglo XX español.

Su carácter de sátira (contra la pobreza o la precariedad de la posguerra española bajo el franquismo) aún puede verse (y leerse) entre líneas. Era la serie Los grandes inventos del TBO . Iniciada por Nit, a él le sucedieron otros autores anónimos hasta que se le puso la cara (de cómic) del profesor Franz de Copenhague en los años 50.

La exposición exhibe en facsímil páginas de la revista en las que se detalla el mecanismo de los inventos. Figuras elaboradas en cartón (algunas a tamaño natural) reproducen el funcionamiento de, por ejemplo, el ventimúltiplex, un ventilador alimentado por aceite que además de su función original, puede impulsar velas de barco o servir como defensa ante el ataque de un perro. Melones cuadrados, una cesta metálica adosada a la parte posterior de las gallinas para recoger sus huevos, o un completo equipo dental de dentaduras de múltiples funciones son otros de los inventos que reúne esta exposición.