Las farmacias quieren, pero el camino, de iniciarse, se prevé largo... Ahora la vacunación forma parte de la cartera de servicios de médicos y enfermeros; a los primeros como responsables de la prescripción y a los segundos como encargados de aplicarla. Eso es lo que sucede en España, pero no en otros países como la vecina Portugal (también en Irlanda, Gran Bretaña, Francia...) donde la administración de vacunas en las farmacias ya se ha puesto en marcha para casos como la vacuna de la gripe. Eso es precisamente lo que piden desde la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) que se explore, «con el fin de mejorar la tasa de vacunación de las población», afirma Celia de Miguel, presidenta en Extremadura.

Nunca se ha solicitado formalmente, pero la Sefac ha expresado en más de una ocasión su deseo y disposición a que se ponga en marcha, aunque siempre se han encontrado de frente a médicos y enfermeros.

«No se trata de sustituir la vacunación en los centros de salud, sino de complementar», matiza De Miguel, que recuerda la experiencia de países como Portugal «con buenos resultados, porque las tasas de vacunación se han incrementado». A su juicio este modelo aportaría «ventajas» para los usuarios, entre las que destaca el horario («de mañana y de tarde en el caso de las farmacias», dice) y la proximidad, pero también que «las farmacias no necesitamos hacer acopio de vacunas como sí pasa a los centros de salud, porque con el sistema de distribución actual podemos pedir una vacuna por la mañana y tenerla por la tarde». Junto a eso resalta que podría llegar «a un nicho de población que no son usuarios habituales del centro de salud, pero forman parte de los grupos de riesgo», justifica.

El planteamiento de la Sefac atañe especialmente a la vacunación en adultos y únicamente para el caso de la vacuna de la gripe. En proyectos en otros países como Irlanda, donde ya funciona, «el 85% de la gente que se vacunó en el primer año no lo había hecho nunca antes», dice la responsable extremeña de las farmacias comunitarias.

La propuesta del colectivo parte de la baja tasa de vacunación de la Gripe en España (que lleva años de caídas) con cifras que ahora están por debajo de los estándares que recomienda la OMS. La tasa en Extremadura fue el año pasado del 58,7%, un punto por encima de la media española (56%) y lejos del 75% que el organismo internacional recomienda.

Para la responsable extremeña de Sefac, el farmacéutico se podría convertir en «un buen agente de salud, con una formación que nos permita incorporar esta tarea a la cartera de servicios de las farmacias con todas las garantías». De Miguel incide en la cualificación porque «no se trata de hacer un curso y ya lo sabemos todo, sino de marcar cursos para renovarlos, un protocolo una acreditación, pautas bien definidas...», dice, que es precisamente lo que piden que se aborde «porque en otros países se ha demostrado que funciona», incide.

En todo caso duda de que a corto plazo se puedan abrir unos cauces de comunicación para ponerlo en marcha «porque hay muchos matices legales que habría que abordar » y porque habría que salvar además las reticencias a la medida en los colectivos sanitarios afectados.

A priori, no lo ven con buenos ojos ni médicos ni enfermeros y Celia de Miguel es consciente de ello. «Pero si el objetivo de todos los profesionales sanitarios es que se vacune, lo vamos a facilitar y el objetivo debe ser que el mayor porcentaje de gente posible está vacunada porque, además, de otro modo la vacuna no funciona», reivindica. Sin embargo médicos y enfermeros ocinciden en que la farmacia no es el espacio idóneo para administrarla y el farmacéutico no es el especialista apropiado para aplicarla.

Solo en centros de salud

«Yo soy partidario de que la vacuna se ponga en los centros sanitarios, que están perfectamente preparados», defiende Carlos Arjona, presidente del Colegio de Médicos de Cáceres y médico de Atención Primaria. A su juicio esa medida además no repercutiría en la tasa de vacunación: «dudo que se vaya a incrementar la tasa por el hecho de que la vacuna se ponga en las farmacias porque los que no se ponen la vacuna ahora es simplemente porque no se la quieren poner», defiende.

Junto a eso, recuerda que hay otras cuestiones que invalidan esa propuesta, entre ellas que el hecho de que se administre la vacuna en los centros de salud supone que la aplicación queda registrada en la historia clínica, junto al tipo de vacuna que se le ha suministrado (una información relevante para el médico) «y todo eso no quedaría registrado si la vacuna se pone en las farmacias»; y por otro lado, que puesto que solo médico y enfermero tienen acceso al historial clínico, «solo ellos pueden conocer si un paciente debe administrarse o no la vacuna de la gripe».

Esta opinión es compartida también por el Colegio de Enfermería, donde consideran que tanto la propuesta de aplicar vacunas como otras que ya se llevan a cabo en algunas farmacias, como tomar la tensión «rebasan el ámbito de sus competencias y de su ciencia». Por otra parte, manifiestan sus dudas acerca del protocolo: «¿qué se hace ante una reacción adversa a la vacuna o cualquier otra situación de emergencia? ¿los farmacéuticos de calle están dispuestos a asumir riesgos?», preguntan.