En las últimas semanas buena parte de los informativos y las páginas de los periódicos se están dedicando a los escraches. Parece que protestar delante de la casa de quienes tienen capacidad de legislar y sin embargo mantienen una situación ilegítima e inmoral está mal, pero la mayor parte de los medios nunca concedieron tanta atención al acoso y agresión que muchas personas sufrieron al denunciar la especulación urbanística y los proyectos inmobiliarios ilegales que en gran medida, contribuyeron a engordar la burbuja inmobiliaria que explotó en el 2007. Ese es mi caso. No es el único, pero refleja bien un acoso que los medios mayoritarios denominan, cuando se aplica a quienes gobiernan, terrorismo o violencia.

Yo formo parte de una organización, Ecologistas en Acción , que denunció con éxito la ilegalidad de un complejo turístico en la Marina de Valdecañas. Durante cinco largos años sufrí el acoso violento de algunos de mis propios vecinos hasta que me fue imposible aguantarlo y me marché a vivir a una caravana al campo. A esta persecución no se le llama escrache o terrorismo. Se considera "gamberreo de unos jóvenes borrachos" y es disculpado por la mayoría de la población y relativizado por los alcaldes y fuerzas del orden. Me reuní varias veces con el que fue subdelegado del Gobierno, la exdelegada del Gobierno o el teniente coronel de la Guardia Civil y realicé visitas continuas al cuartelillo. Se plantearon diversas preguntas en el Parlamento. Conté con la solidaridad de buen número de intelectuales y personas de referencia que firmaron un manifiesto de apoyo, pero a pesar de todo me tuve que ir de mi pueblo.

Muchas veces da la sensación de que ganan quienes ejercen un poder fraudulento contra las personas. Ganan políticos sospechosos de ser corruptos, ganan especuladores incluso condenados. Ganan quienes son los verdaderos terroristas, porque es terrorista quien se aprovecha del poder y la fuerza para infundir terror y conseguir sus propósitos. Creo importante que cuando todas las vías que ofrece la democracia son sistemáticamente vulneradas, las personas se organicen y se rebelen. Hoy no parecen importar un millón de firmas en una ILP, que los jueces duden de la legitimidad de los desahucios o que la UE diga que la ley hipotecaria española no es justa. Por ello, a la gente no le queda otra que hacer más que lo que está haciendo. Por dignidad y por justicia. Me solidarizo y animo a quienes se han decidido a practicar escraches a los políticos que no están dispuestos a hacer lo que deben: defender el interés y el bienestar de todos. Y me da igual del color que sean.

XSI NOS ESTANx robando hasta las ganas de vivir, hay que señalarlos y denunciarlos. ¿Que les molestamos? Bueno, esa es la idea: que se sientan incomodos y perciban aunque sea una pequeña parte del daño que nos están haciendo. ¿Qué esperan, que nos convirtamos en unos muertos de hambre sin casa y sin posibilidad siquiera de poder acceder a un trabajo? ¿Que suframos en silencio? ¿Que no hagamos ruido y si lo hacemos que sea con su permiso y donde nadie nos vea?

Quienes nos oprimen son los antisistema. Son ellos quienes nos han lastrado con seis millones de parados, con una reforma laboral que acaba con los derechos que se ganaron a costa de la vida y la libertad de otros. Quieren acabar con la educación y la sanidad. Destruyen el medio ambiente con el pretexto del progreso y unos puestos de trabajo que nunca llegan. Promueven una forma de producir alimentos que arruina a los campesinos y enferma a la gente. Se enriquecen con los medicamentos que nos venden con efectos secundarios para seguir vendiéndonos más medicamentos. Contaminan el agua y el aire. Destruyen materia y energía finita sin pensar en qué va a pasar dentro de pocos años. ¿Y qué vamos a hacer las personas sin aire, sin agua, o sin tierra? ¿Nos venderán mascarillas para poder respirar y se seguirán forrando? ¿Tendremos que comprar el agua embotellada y se seguirán forrando?

¿Cómo es posible que se pueda argumentar que se molesta a los niños que viven en las casas donde se realizan los escraches cuando hay niños que van al colegio sin desayunar y a sus padres les quitan la ayuda para la única comida decente que hacían? A nuestros niños les quitan el transporte escolar, las urgencias, la tranquilidad que les proporcionaban sus padres ahora en el paro sin cobrar absolutamente nada. Son desahuciados de sus casas violentamente. ¿Quién piensa en nuestros niños?

Quiero acabar dando todo mi apoyo y mi solidaridad a todos los que por conciencia o desesperación tienen la valentía de ir a casa, al trabajo, a la cafetería o al Congreso a denunciar el mal gobierno, a estos gobiernos a los que se les llena la boca con la mayoría absoluta que tienen prestada.