Nada tuvo que ver la corrida de Parladé, hierro histórico y que es el segundo de Juan Pedro Domecq, con lo que el ganadero jerezano ha lidiado recientemente, precisamente en Madrid. En otras ocasiones saltaron al ruedo venteño toros de bravura inmaculada y armónicas hechuras. Ayer sí hubo toros bravos -el quinto y el sexto- pero sus hechuras limitaron su comportamiento, pues se vinieron a menos precisamente por sus condicionamientos anatómicos. Por ello Garrido no pudo lucir en la que para él era una tarde de mucha responsabilidad.

Se fue Juan José Padilla a recibir al toro que abrió plaza. Echaba las manos por delante pero terminó metiendo bien la cara por el pitón izquierdo, aunque un punto distraído en el remate. Era un animal enorme, alto y largo, de bastas hechuras. Dio en la tablilla 641 kilos y se dejó sin más en el caballo.

Tomó los palos el diestro en el que fue un primer par muy premioso porque el animal se distraía. Pudo ocurrir una desgracia porque el toro le hizo un amago y lo cogió de lleno. Menos mal que no lo caló. Clavó otros dos pares, al violín el tercero.

Brindis al público e inicio de faena por estatuarios. Seguía Padilla con la diestra y resultaba complicado el toro porque tenía una embestida sin profundidad y con la cara a su aire. Al natural tomaba la muleta mejor, sin ser un dechado de clase. Alternando ambos pitones continuó el torero, firme, en el que fue un trasteo no lucido pero sí meritorio. Y más tras la cogida que pudo ser y no fue. Estocada caída y bella muerte del toro, resistiéndose a doblar.

Más normal en cuanto a sus hechuras era el segundo, primero del lote de Iván Fandiño, aunque un punto regordío. Con cuajo y acapachado de cuerna, manseó en el caballo. Toro que esperaba en banderillas y se defendía.

Muy deslucido en la muleta, topaba más que embestía y se acordaba de lo que dejaba atrás por el pitón derecho. También por el izquierdo se metía y reponía el parladé. Se iba al bulto. Faena de muy poco lucimiento. Mal con la espada -le cortaba el toro- y peor con el descabello, Fandiño fue silenciado, con algunos pitos minoritarios.

Un tío era el tercero, muy alto. Lo tomó Garrido a la verónica en lances de rodilla genuflexa. Le costaba humillar cuando se lo pasaba cerca. Quite por chicuelinas, mejoró el toro, que tuvo buen son pero sin arrastrar el morro.

Garrido, acertado

Muy acertado el de Badajoz cuando llevó al animal a media altura en el comienzo de faena. Se lo pasaba muy cerca y era un espectáculo ver la levedad de Garrido -diestro recortadito- y la enormidad del gayumbo. Pero valerosamente lo citaba y lo llevaba, en la que era una embestida sin ritmo y muy poca entrega porque el torno no iba hasta el final. Mérito del torero pero tendría que sentir desolación.

Salpicado, badanudo y tocado de pitones era el cuarto, que tomó el capote de Juan José Padilla echando las manos por delante. Apretó en el caballo y le hizo un quite Iván Fandiño por gaoneras que no gustaron al toro, porque embistió con la cara alta. Bien Padilla con las banderillas, dos pares al cuarteo y el tercero de poder a poder.

Inicio de faena de rodillas, un punto forzado. Pronto en los medios en redondo con la derecha. Pases como de noria, a media altura, descuidando Padilla el remate. Aquello no gustaba porque no podía gustar, y comenzaron a sonar los pitos. Total, aburrido el toro y aburrido el aficionado. Estocada en el hoyo de las agujas con el brazo por delante.

Muy grande también era el quinto, de encaste juanpedro pero miureñas hechuras. Era un toro agalgado que sin embargo tomó bien el capote de Iván Fandiño e hizo una buena pelea en el caballo. Quite por gaoneras muy ajustadas de José Garrido.

Sin más Fandiño citó al parladé desde los medios para torear en redondo. Buena serie, llevando al animal por abajo, y una segunda rematada. Toro que tenía fijeza y entrega al embestir humillado, desplazándose. Bravo el animal, respondía peor cuando el de Orduña lo cerró en el tercio. Naturales de uno en uno, y toro y faena a menos.

Hecho cuesta arriba era el sexto, tremendo de cuajo y serio por delante. Valeroso José Garrido a la verónica, se lo pasaba muy cerca. Tras una buena pelea en el caballo tuvo buen tranco en banderillas.

Generoso y descarado se puso Garrido en el tercio para citar al animal, que galopó desde las tablas. Serie lograda porque logró el milagro de que el toro medio humillara, para seguir con otra tanda, cuando ya el toro protestaba. Al natural, se lo pasaba muy cerca, y el astado llevaba la cara a su aire, suelta. Muy valiente el de Badajoz y muy incomprendido por ese sector fundamentalista de Las Ventas, que no entendió el esfuerzo del torero, al final en la corta distancia.

Tarde muy complicada para Garrido la que vivió ayer en Madrid. Pero, aún sin triunfar, dejó claro que es un torero a esperar por su valor, por su conocimiento y por su concepto del toreo.