Entre los colectivos afectados por el incremento del robo de cobre se encuentran los regantes, según denunció a finales del pasado mes de enero la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore).

Esta organización asegura que sufren el reiterado robo de instalaciones eléctricas e incluso motores y equipos móviles de riego, además de maquinaria y aperos de labranza por parte de bandas organizadas, con el fin de hacerse con el cobre y otros metales para su compraventa ilegal en el mercado negro a un precio diez veces inferior al que está pagando la industria siderúrgica, según indican en un comunicado.

Fenacore asegura que en algunos puntos del país los regantes se han visto obligados a contratar guardas jurados y establecer turnos nocturnos para evitar la sustracción de transformadores eléctricos para los grupos de bombeo, casetas de distribución del agua e incluso los propios contadores de riego.

Aunque dicen que el cobre es el material más preciado, los hurtos se extienden a todo tipo de metales susceptibles de ser achatarrados como son el aluminio presente en tuberías, líneas de goteros y aspersores, o el hierro que es el principal componente de aperos de labranza, puertas de casetas y compuertas de riego.