El secretario general de CCOO, José María Fidalgo, considera que "España debe estar en la reunión del G-20" porque el Gobierno español "tiene mucho que decir" y porque este encuentro no es "una invitación a cenar del presidente de Estados Unidos", George Bush.

Según recoge la agencia Europa Press, Fidalgo aclara que si fuera una "cena" el presidente de Estados Unidos "tiene derecho a invitar a quien quiera", pero "esto no es una cena ni una merienda", sino una reunión en la que "se deben comenzar a diseñar no sólo las vías de estabilización del sistema financiero, sino también de una nueva economía real mundial".

El dirigente sindical agrega que "el Partido Popular debe saber que cuando va el presidente del Gobierno va España, sea del color que sea" y sentencia que "Aznar también fue a las Azores y fue España".

Para José María Fidalgo es "muy importante" que España pueda acudir al encuentro "por varias razones", como que se trata de la "novena economía del mundo" y porque "tiene mucho que decir", al haber sido "el país que más ha crecido de la UE" en los últimos años y porque "es posiblemente el que tiene el sistema financiero más estable", dado que éste no "ha dado ningún susto".

Además, apunta que el "continente latinoamericano" ha tenido "una oportunidad importante de desarrollo" en los últimos tiempos debido a la presencia de empresas españolas de los sectores financiero, energético y de las telecomunicaciones. Para Fidalgo, España es, junto a Portugal, el país con "más influencia" en Iberoamérica por las "decisiones" que adopten los propios españoles.

Fidalgo precisa que no pediría la presencia de España si la UE "fuera con una sola voz", pero no es así. En cuanto a qué mecanismos que debería emplear el Gobierno español para poder estar presente en el encuentro, indica que son los que ya "está utilizando" y que pasan por "convencer a países que están en la reunión de la conveniencia de que esté España", tras lo cual recordó que ya se han posicionado a favor de ello Brasil; el presidente francés y de turno de la UE, Nicolás Sarkozy; y el Ejecutivo británico de Gordon Brown.