La fiscal de la Audiencia Provincial de Cáceres y de Violencia sobre la Mujer (VSM), Amalia Cortés, ha afirmado que los frutos del Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género "no los veremos ni nosotros ni probablemente nuestros hijos, porque llevar a cabo todo un cambio de mentalidad es un proceso largo que lleva mucho tiempo".

Cortés ha explicado a Efe que con la promulgación de esta ley se persigue erradicar una serie de conductas, "pero no podemos pretender, ojalá que fuera así, que la mentalidad de la sociedad cambie de un día para otro".

La fiscal de la Audiencia Provincial de Cáceres ha referido acerca de los datos estadísticos que señalan que un porcentaje cercano al 15 por ciento de los jóvenes españoles entiende que en un momento dado se puedan producir conductas violentas, que "es hasta cierto punto lógico, porque la violencia es algo que se aprende".

"Debemos tener claro que la violencia es una conducta que se aprende, se repite y se utiliza en función de los conflictos que uno tenga, si eso es lo que se ha vivido desde pequeño", ha apuntado.

En este sentido, ha incidido en la "importante" evolución legislativa que se ha llevado a cabo en los últimos años, "y que desde el Ministerio Fiscal se valora, porque el mecanismo procesal permite una actuación más rápida ante episodios de violencia de género".

También ha precisado que ella, responsable en asuntos de violencia machista desde 1998, percibe "una importante modificación dentro de lo que es la conciencia social".

Así, ha subrayado que cuando en 1998 tenía la oportunidad de intervenir en foros, "siempre decía que la sociedad no colaboraba en estos supuestos de violencia y eso se veía en los procedimientos, lo que hacía muy difícil tener un testigo, ya fuera un vecino o un familiar, que se prestara a comparecer en un procedimiento".

"Todo esto está siendo motivo de cambio, ya que cada vez tenemos más intervenciones que se derivan de vecinos, amigos o conocidos de las víctimas, en definitiva gente que ya no vuelve la mirada hacia otro sitio cuando constata un caso de maltrato", ha subrayado.

En su opinión, ya es una realidad que esos casos "gravísimos" de violencia de género, que antes la sociedad pensaba que pertenecían al ámbito íntimo de cada uno o de cada pareja, se denuncian y que los ciudadanos se muestran dispuestos a comparecer en el proceso.

No obstante, ha incidido en que "el cambio de conducta sobre la violencia todavía tardará dos generaciones".