Haga lo que haga Portugal con la alta velocidad ferroviaria, no influirá en absoluto en los compromisos fijados del lado español. Así de tajante se muestra el delegado del Gobierno en Extremadura, Germán López Iglesias, quien señala que si existía un compromiso internacional fijado en la cumbre ibérica de Figueira da Foz en 2003, y el mismo se fue prorrogando en reiteradas citas celebradas entre ambos gobiernos ibéricos para unir el AVE Madrid-Lisboa por territorio extremeño, en la actualidad el ministerio que dirige Ana Pastor tiene fijado su compromiso en exclusiva para con Extremadura en la línea Madrid-Badajoz, aunque la misma queda abierta a un hipotético enlace más adelante.

El informe del Tribunal de Cuentas de Portugal del pasado martes, señalando que el AVE entre las dos capitales de la Península Ibérica "no era viable" desde el punto de vista financiero para las arcas lusas, ha venido a enterrar del todo la alta velocidad del país vecino, la cual hay que decir que ya prácticamente murió hace cuatro años, en 2011, cuando el gobierno de Pedro Passos Coelho accedió al poder y decidió aparcar el TGV (tren de alta velocidad portugués) dándole prioridad a la LTM (Línea de Transporte de Mercancías).

El planteamiento del Ministerio de Fomento español, sin embargo, consiste en dotar a la parte española de una línea de AVE hasta Badajoz y, mientras llega en un horizonte del 2018-2020 con una infraestructura electrificada y doble vía con ancho internacional, hacer rodar por su plataforma un Tren de Altas Prestaciones (TAP) con una locomotora diésel en el tramo regional Plasencia-Badajoz. "Será la infraestructura del AVE, sin electrificar y por una sola vía con ancho ibérico", dice López Iglesias, quien apunta que, sin embargo, "los comboyes de hasta 750 metros de largo podrán coger una velocidad de 250 kilómetros por hora, lo que supondrá un ahorro de tiempo en los periodos de viaje hasta Madrid de una hora y media desde Badajoz con respecto a la situación actual".

El compromiso era que esta línea estuviera lista a finales del 2015. Sin embargo, añade el delegado del Gobierno, si de sus doce tramos se fijan tres más amplios (Badajoz-Mérida, Mérida-Cáceres y Cáceres-Plasencia) estima que sólo el primero estará concluido en el presente año. Problemas financieros en algunas empresas adjudicatarias o de otra índole surgidos durante el desarrollo de las obras han alargado los plazos varios meses. El delegado reitera que ello no alejará la consecución del AVE, que necesariamente tendrá que venir después, así como el enlace, ya en territorio de Castilla La Mancha, de Navalmoral de la Mata con la localidad toledana de Pantoja, el cual aparece por vez primera incluido en los Presupuestos Generales del Estado del 2015. El mismo logrará unir la línea extremeña con la de Madrid-Sevilla, lo que permitirá la llegada de los trenes extremeños a la capital de España.

En cualquier caso, Portugal tampoco quiere renunciar a su unión con España por tren. Por eso, su trazado para mercancías desde Lisboa a Madrid incluirá tráfico de viajeros. En 2015 pretende iniciar las obras que lo hagan posible en el horizonte del 2019. De esta manera, la conexión Madrid-Lisboa será de "alta velocidad" (AVE) en la parte española -con capacidad de circular a más de 300 kilómetros por hora- y de "altas prestaciones" en el lado portugués -con un máximo de 220 kilómetros por hora-. Habrá que determinar en su momento como se realizan los enlaces o trasbordos de pasajeros llegado el caso, apuntan desde la Delegación del Gobierno, que necesariamente deberán producirse en Badajoz.