TAt quién, sino a Fernández Vara , se le puede ocurrir el despropósito de impulsar una ley restrictiva que ponga en peligro la sostenibilidad de nuestra sanidad? Genio y figura, hasta en la sepultura política, que está cavando para sí con las dos manos y que ahonda con cada nuevo disparate. El último, limitar la aplicación de la Ley 15/1997, sobre habilitación de nuevas formas de gestión en el SNS, bajo el inconsistente pretexto de una hipotética, presunta, probable "tentación" del Gobierno a caminar hacia lo que le dicta su retorcido imaginario apocalíptico: la "privatización" sanitaria.

La endeble barca en la que viaja con su discurso de frustrado, que sólo habla de miedo, de pérdida, de recortes y de destrucción --pero que no admite ni las culpas ni las responsabilidades que crecen como setas bajo y sobre sus pies-- ha cruzado el ancho mar de su "todo negativo nada positivo" de mal perdedor para llegar a la isla de la sinrazón, donde todo vale, también la doble moral, el cinismo político.

Parece ser que la palabra memoria anda ausente en el diccionario de Fernández Vara. Se le olvida decir que la ley se aprobó con el voto favorable del PSOE y que él mismo, primero como consejero de Sanidad y después como presidente, echó mano de la normativa para dar luz verde a varios programas. Ahora está dispuesto a echar por tierra la sanidad extremeña, con tal de que su estrategia de dañar al Gobierno regional cuaje.

XPOR SUPUESTO,x omite mencionar las consecuencias de su propuesta, como por ejemplo, qué pasaría con la Ley de plazos para ser intervenido si este Gobierno no pudiese derivar pacientes desde el SES hacia clínicas privadas. Un programa que él puso en marcha en 2010 y que dotó con 20 millones de euros, tras admitir que el SES, que por aquel entonces tenía 16.000 empleados y 2.000 millones de euros de presupuesto, no era capaz de absorber la demanda quirúrgica. ¿Cómo explicará el señor Vara a los pacientes el crecimiento que eso provocaría en nuestras listas de espera? ¿Les dirá que ha sido culpa suya? ¿Les pedirá perdón?

Seguimos. El Plan de Atención Dental Infantil de Extremadura es otro ejemplo de esa colaboración entre la sanidad pública y la sanidad privada que ahora desdeña y que él puso en marcha en 2002, con tres millones de euros. ¿Qué respuesta les dará a los niños y sus padres? De igual forma ocurriría con el servicio de ambulancias --también las urgentes-- si con su ley obliga a este Gobierno a prescindir de los contratos con empresas privadas que dan este servicio, y que Fernández Vara contrató en 2008 con 30 millones anuales.

¿Qué pasará con los pacientes de hemodiálisis en club, ese servicio que contrató usted y que cuesta unos 3 millones al año? ¿Y con los de radioterapia oncológica y terapias respiratorias domiciliarias si no podemos mantener los contratos de unos seis millones de euros que usted firmó? Me imagino a su portavoz de Igualdad, la señora Gil Rosiña , poniendo al Gobierno de Extremadura a caer de un burro el día que por culpa de su propuesta se tengan que suspender los conciertos para cribados de cáncer de mama, que usted puso en marcha en 2009, por unos 600.000 euros anuales.

¿Y el Centro de Neurorehabilitación? Sí, me refiero a Casaverde, la gran apuesta de su etapa de gobernante para combatir los efectos del daño cerebral. Ese servicio que contrató por 32 millones de euros, 3,2 millones por año durante una década, y que luego le sirvió de refugio a alguno de sus exdirectivos. Si tenemos que cerrarlo ¿qué pasará con esos pacientes?

Podría dar muchos más ejemplos como éstos, pero para no aburrirle y para que nos vayamos aclarando: --dada la complementariedad del sector concertado con el sistema sanitario público, los conciertos se han ido adaptando de forma adecuada a las necesidades que han planteado los hospitales públicos--. Y no lo digo yo, lo dice el Gobierno de Andalucía, que cito con la esperanza de que si no logra ponerse de acuerdo consigo mismo, al menos lo haga con otro socialista por el futuro de la sanidad extremeña y por la garantía de su continuidad como sistema público, universal, gratuito y de calidad.