Secretario general de UGT en Extremadura desde el 2009, Francisco Capilla acaba de anunciar que no optará a la reelección en el congreso regional previsto para el 1 y 2 de abril. Natural de Cabeza del Buey, lleva vinculado al mundo sindical desde hace 20 años y afirma que se marcha con los objetivos cumplidos y sin dejarse nada en el tintero. Se muestra convencido de que un gobierno debe pactar con los agentes sociales y tras la etapa de desencuentros con el PP, confía en que el amplio proceso de concertación que se ha iniciado en Extremadura después de las elecciones pueda sentar las bases para el desarrollo económico e industrial de la región.

--Va a estar dos legislaturas en el cargo, mucho menos tiempo de lo que estamos acostumbrados para un líder sindical. ¿Cree que se debería seguir su ejemplo?

--Estoy convencido de que vienen nuevos aires en el mundo sindical, de la política, y somos nosotros, los cuadros de las organizaciones, los líderes sindicales, los que tenemos que propiciar esos cambios. Creo que lo que tenga que aportar una persona lo puede aportar perfectamente en dos mandatos. Luego la ilusión se pierde, aunque puede haber excepciones.

--Su antecesor, Miguel Bernal, y también el exdirigente de CCOO Valentín García han terminado en política. ¿Será su caso?

--No, yo no soy político, soy sindicalista y no tengo en ningún momento esa intención.

--¿Lo descarta entonces?

--Sí.

--¿A qué se va a dedicar?

--Soy técnico de telecomunicaciones en Telefónica y por tanto no tengo ningún problema a la hora de buscar una salida profesional, si bien es cierto que tengo alguna oferta por ahí que todavía ni siquiera he valorado. Hubo otro compañero, el primer secretario general de UGT Extremadura, que acabó su trayectoria sindical y se fue a trabajar. A mí no se me van a caer los anillos, al contrario, es un orgullo.

--Dice que los suyos han sido dos mandatos complicados. ¿Cuál ha sido la decisión más difícil que ha tenido que tomar?

--Despedir a compañeros de la organización. Llegué en unos tiempos duros para garantizar la viabilidad de la UGT en Extremadura y a fecha de hoy está totalmente garantizada. Es cierto que me lo han puesto complicado, sobre todo por parte de algunos sectores de la derecha de esta región, y no solo por cortar las subvenciones institucionales a las que tienen derecho las organizaciones sindicales, porque quiero recordar que cuando firmamos un convenio o un acuerdo no lo firmamos solo para los afiliados, sino para el conjunto de los trabajadores. Hoy a nadie le cabe duda de que en esta región ha habido un acoso y derribo a las organizaciones sindicales por parte del señor Monago y creo que ese tipo de cuestiones en un futuro deben ser corregidas, por el bien de la sociedad y la transparencia de los sindicatos. En este sentido hay que abundar. Los sindicatos, al igual que los partidos políticos, deberían tener una ley de financiación clara para no estar sometidos a las presiones del gobierno de turno, sea del color que sea.

--Fue en esa etapa en la que salieron a la luz las supuestas irregularidades urbanísticas relacionadas con su sede en Mérida, y también el PP les denunció por el supuesto fraude cometido con los cursos de formación para ocupados. ¿Cómo está el tema?

--Respecto a las irregularidades por la sede, puedo garantizar que mintieron. Lo puedo decir en voz alta, porque si no lógicamente ahí están los juzgados, que me lleven. Mintió el señor Acedo, mintió el señor Monago. El señor Acedo dijo que la sede no tenía licencia de apertura y la había firmado su propio gobierno municipal. Es absurdo, si hubiese habido alguna irregularidad la hubieran denunciado, no hubieran ido solo a los medios de comunicación a decir barbaridades. Respecto a los cursos de formación, UGT en Extremadura ha desarrollado todos y cada uno de los cursos para los que nos han concedido subvención. Tenemos la documentación, está en la Fiscalía y si algo surgiese puedo decir que es un error administrativo. No hay absolutamente nada y se demostrará en corto tiempo.

--Sigue sosteniendo que la denuncia fue política o electoral.

--Totalmente. Se denunció inicialmente el plan de formación del 2011, que se desarrolló en 2012, y se estuvo guardando hasta marzo de 2015, a las puertas de las elecciones. Eso pone de manifiesto que la intención que había por parte del Ejecutivo (del PP) no era otra que deteriorar a las organizaciones sindicales. ¿Por qué? Pues evidentemente porque les molestamos a la hora de desarrollar sus políticas neoliberales.

--Son muchas las voces que acusan a UGT y CCOO de estar siendo más beligerantes con el gobierno de Fernández Vara que con el de José Antonio Monago. ¿Es cierto?

--Eso no es así. Con Monago, yo desde el principio intenté aportar todo lo que podía aportar como líder sindical, como organización, y sin embargo ese guante no se recogió. Tengo que lamentar ese periodo, es quizá lo que con más acidez me lleve de todo esto: que no hayamos sido capaces de entendernos con el PP. Yo soy de los que opinan que las organizaciones sindicales estamos para concertar, para dialogar, para acordar, y debe ser con cualquier gobierno, independientemente del color que tenga.

--¿Defiende entonces que un gobierno debe ser pactista con los agentes sociales?

--Eso no lo digo yo, ni lo defiendo yo. Eso lo defiende la Constitución. Pactar con los agentes sociales puede ayudar y ayuda a un gobierno. Todo lo positivo que ha tenido esta región a lo largo de la historia ha sido fruto de la concertación social, simplemente hay que tirar de hemeroteca. Además, la concertación fortalece las decisiones políticas en los parlamentos.

--¿Qué logros destacaría de sus dos mandatos?

--Mi fin era salvar la herramienta, que se ha conseguido, y

lamentablemente hemos tenido que llevar a cabo una política sindical de contención ante dos reformas laborales que han hecho muchísimo daño y que han acabado con la clase media de este país.

--En Extremadura las cifras de paro siguen siendo insostenibles y no dejan de caer empresas. ¿Qué se puede hacer?

--Pues hemos perdido tiempo, y me refiero también a los últimos cuatro años al no haber diálogo social. Nuestra región necesita soluciones a medio y largo plazo. Solo hay que mirar el PIB y vemos claramente que está basado en el sector primario. No quiero criminalizar a la agricultura, ni mucho menos, pero hay que equilibrar ese peso de todos los sectores de actividad. Nuestra región tiene potencialidades más que suficientes, es lamentable que a esto que produce Extremadura dentro del sector primario no se le incluya un valor añadido. ¿A qué me refiero? Nuestros productos se comercializan y facturan fuera de nuestra región. Hay una carencia en materia de política industrial manufacturera y hay que hacer una fuerte política industrial, Extremadura tiene potencialidades y capacidad de desarrollo. Las renovables o el turismo, que está claramente anestesiado, son sectores que habría que potenciar. Paralelamente a esa política a medio y largo plazo, es importante trabajar a corto para dar respuesta a casi un 40% de la población extremeña que está tocando el umbral de la pobreza, y eso hay que hacerlo poniendo dinero desde la administración, a través de planes de empleo. Y me dirán que no es la solución, que eso es pan para hoy y hambre para mañana, pero pan se necesita hoy y pan hay que dar.

--¿Extremadura podrá salir por sí misma o necesitará apoyo del Gobierno central?

--Extremadura necesita de la solidaridad del Estado. Hace seis años se hablaba de una inversión solamente en materia de infraestructuras ferroviarias de 4.600 millones de euros. Eso hubiese sido un plan de empleo para Extremadura. Ahora mismo se habla de una inversión que no va a superar los mil millones de euros. En otras comunidades se está invirtiendo en una dimensión superior a la que se está invirtiendo en Extremadura. Yo no digo que tengamos que ser más que nadie, pero no podemos ser menos que nadie. Esa solidaridad es imprescindible y debe venir dada a través de las inversiones.

--¿Dejaremos algún día de ser vagón de cola?

--Creo que vamos a tardar. A corto plazo, no es que de que dejemos de ser vagón de cola, sino que dejemos de diverger con el resto de España y Europa y empecemos a converger para irnos aproximando.

--¿Cree en el resultado de ese Pacto por el Ferrocarril?

--Por supuesto, si no creyese en el resultado, ni Francisco Capilla ni UGT Extremadura lo hubiesen firmado. Ese pacto es clave para el desarrollo de cualquier sector en la región, no solo para el turismo, sino para atraer inversiones. Cualquier inversor en lo primero que se va a fijar es en el coste que tiene sacar sus productos de la región y mientras no tengamos una infraestructura acorde a las necesidades del siglo XXI, evidentemente no vamos a tener las bases para ese desarrollo industrial.

--¿Cuáles son los retos de UGT para los próximos años?

--Creo que yo soy el menos indicado para decirlo, pero a mi juicio pasan por desarrollar ese proceso de concertación social tan amplio que está abierto. Si somos capaces de desarrollarlo, sentaremos las bases para que ese cambio de modelo productivo del que tanto se ha hablado se empiece a poner en marcha. Ese debe ser el principal objetivo.

--Para sustituirle se postula una mujer. ¿Los tiempos están cambiando?

--Yo creo que sí. Puede ser positivo que una mujer lidere la UGT en Extremadura, y estamos hablando de que sería la primera mujer. Pero sinceramente, creo que el tema de las cuotas ya está superado.