Francisco García Peña llegó a la presidencia de Caja Badajoz hace dos meses y medio. Lo hizo después de casi 25 años de trayectoria en el ámbito de la gestión pública y con dos asuntos fundamentales encima de la mesa: la crisis económica y la posible fusión con Caja Extremadura. La primera dice verla "con cierta tranquilidad", dados los buenos índices de liquidez y solvencia que, asegura, tiene la caja. Y sobre la segunda se muestra dispuesto a hablar siempre que se dejen claros los objetivos que se persiguen con ella. Esta entrevista se realizó el pasado lunes, días antes de que se conociera que Víctor Bravo será, probablemente, el nuevo presidente de Caja Extremadura.

--En plena crisis económica, un médico presidiendo una entidad financiera, parece casi una metáfora...

--Bueno, dicen por ahí que los médicos valemos para todo (ríe).... En cualquier caso, la decisión de que ocupe este cargo tiene que ver más bien con el hecho de haber trabajado en unas organizaciones tan complejas como son las sanitarias. Basta con asomarse a cualquiera de ellas para comprobar que hay que gestionar conocimiento, infraestructuras, personas, hostelería, mantenimiento, sistemas de información... Creo que mi elección se debe a haber pasado previamente por una experiencia de gestión en este ámbito.

--¿Cómo fue el proceso de su nombramiento?

--Se me llamó para ver si tenía interés en formar parte del Consejo de Administración de Caja de Badajoz. Fue el presidente de la Junta quien entendió que podía cumplir un papel aquí. En cuanto a mi elección como presidente, esta se produjo por unanimidad y, en ese sentido, estoy muy satisfecho, porque el proceso ha sido muy transparente, limpio y consensuado, aunque esto también suponga para mí un grado de responsabilidad mayor, porque espero estar a la altura de la confianza que se ha puesto en mí.

--¿Con qué tipo de entidad se ha encontrado?, ¿qué cosas cree que se pueden mejorar?

--Este año Caja Badajoz cumple su 120 aniversario. Se trata de una entidad con mucha solera, muy establecida e implantada en la sociedad. Luego, en el plano económico, es una caja con una solvencia importante y con unos niveles tecnológicos buenos. Por tanto, a pesar de que estamos en unos momentos muy difíciles y complicados para todos, las cosas se ven con cierta tranquilidad porque los parámetros que tenemos están entre los mejores de las cajas españolas con las que nos podemos comparar. Ahora estamos revisando nuestros objetivos y las estrategias que vamos a seguir en un futuro para mantener esa posición, consolidarla e incrementarla si es posible. También estamos viendo qué medidas de mejora podemos introducir sobre todo en lo que se refiere a procesos internos y a un aspecto fundamental para la caja como es el de la obra social. Gran parte de los beneficios de la caja se destinan a ella y, por lo tanto, se espera mucho de nosotros en este ámbito. Por eso queremos saber exactamente saber dónde tenemos que hacer nuestras inversiones, dónde tenemos que poner el foco de actuación.

--Durante el primer semestre, los beneficios de la caja se redujeron un 66% respecto al 2008, ¿hay