Seis de cada cien siniestros que declaran los automovilistas a sus seguros en España son falsos. Una práctica que, no solo no está disminuyendo con la mejora de la situación económica, sino que en el 2016 igualó en proporción a la registrada en el 2014, que hasta ahora suponía el máximo histórico, multiplicando por 3,5 la registrada en el 2009.

Estos son algunos de los datos contenidos en el ‘4º Barómetro del Fraude en el Seguro de Autos de Línea Directa’, que dio a conocer recientemente esta compañía aseguradora, que estima en 833 millones de euros la cantidad defraudada cada año a las compañías en España. «Una cifra que equivale al presupuesto del Pacto de Estado contra la violencia de género para los próximos 4 años», se remarca en el informe, elaborado a partir de casos detectados durante los años 2015 y 2016.

En Extremadura, de acuerdo al ‘mapa del fraude’ elaborado por esta firma, el nivel de engaño es superior en la provincia de Badajoz, que con un 6,1% de estafas sobre el total de partes se sitúa en un nivel muy similar a la media nacional. En el caso de Cáceres, la proporción es menor, del 4,7%. Entre el resto de provincias, Murcia, Almería y Jaén son los territorios con más fraudes cometidos por conductores, mientras que en el extremo contrario aparecen Soria, Teruel y Pontevedra como las que contabilizan índices proporcionales más bajos.

Si lo que se compara es el coste medio que tiene cada intento de fraude, de nuevo Badajoz está por encima de Cáceres, aunque en este caso el diferencial es más elevado. Mientras que en el primer caso el importe medio asciende a 1.330 euros (más que la media nacional, que se sitúa en 1.286), en el segundo se queda en 442 euros, uno de los más bajos del país. Almería (4.923 euros), Lugo (3.402 euros) y Álava (2.853 euros) encabezan el ‘ranking’.

¿Y cuáles son las formas más habituales de intentar engañar al seguro? En el caso de los daños materiales, ocho de cada diez veces lo que se pretende es incluir en el parte daños ajenos al siniestro, superando ampliamente a los montajes (12%), el falso hurto, (2,2%) y los fraudes por presupuestos inflados (1,9%).

Dentro del ámbito de las lesiones, la práctica totalidad de las detectadas (un 99%) son simulaciones o falsos agravamientos de un daño real. El 1% restante lo constituyen aquellos que tratan de percibir indemnizaciones por lesiones sufridas antes del siniestro.

Otro de los aspectos en los que hace hincapié el estudio es en la incidencia de las mafias organizadas contra el seguro que, se afirma, se han incrementado un 152% en España en el último lustro. Desde 2013, el número de redes delictivas detectadas por esta aseguradora está cercano a las cuatrocientas, diseminadas por todo el territorio nacional. «Suelen responder a un perfil concreto: vinculación con otros delitos graves, estructura muy jerarquizada y centradas en obtener indemnizaciones por daños corporales en el denominado ‘fraude carrusel’, en el que se trata de engañar a varias compañías de seguros de forma continuada», se precisa. Los fraudes aquí suelen tener un coste mucho más elevado, con una media que supera los 12.000 euros. Estas mafias «no sólo simulan los siniestros, muchas veces los provocan, implicando a inocentes», se subraya. Por ejemplo, circulando por el carril exterior de una rotonda causando deliberadamente la colisión con otros automóviles. Murcia es, en proporción a su población, la autonomía española con mayor número de mafias detectadas actuando en su territorio, por encima de Cantabria y Andalucía, que ocupan el segundo y tercer lugar, respectivamente. Extremadura, se puntualiza, tiene un bajo índice de presencia de estas bandas.

El estudio se completa con una encuesta realizada a 1.700 conductores para establecer el perfil del defraudador al seguro del coche. El más habitual es el de un hombre 18 a 24 años que o bien está en paro o tiene trabajos precarios. Por género, los hombres cometen más fraude que las mujeres, «fundamentalmente para tener el coche impoluto y son más categóricos a la hora de afirmar que no se arrepienten de los fraudes cometidos», se apunta. Por su parte, las mujeres, simulan lesiones con mayor frecuencia que los varones, «desconocen más las consecuencias jurídicas de las estafas y suelen engañar a sus compañías porque necesitan el dinero».

Por último, el 2,9% de los conductores —un 3% en Extremadura— reconoce de forma espontánea haber engañado alguna vez a su aseguradora.