Justo cuando el sector frutícola extremeño empezaba a recuperar la normalidad, debe enfrentarse ahora a otra amenaza: una nueva huelga de transportistas, esta vez en Francia, un país por cuyas carreteras pasa entre un 60 y un 70% de toda la fruta que se produce en la región (y en torno a un 80% de la que se exporta). Miguel Angel Gómez, gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex), declaraba ayer que las informaciones que maneja el sector son las de que el paro se desarrollará con carácter intermitente, lo que minimizaría los daños, aunque "hasta el mismo lunes" , puntualizó, no se sabrá con certeza cómo transcurre la protesta. "Desde luego, si el paro es como en España, general e indefinido, esto puede ser un desastre total y absoluto", vaticinó Gómez, que no considera que las empresas de la región hayan acelerado los envíos que pasan por suelo francés con el fin de evitar la protesta.

Gómez explicó que si se producen daños en los cargamentos de fruta extremeños a causa de las protestas (si se tira o se quema, por ejemplo), las pérdidas serían exigibles al Estado francés. Sin embargo, si los perjuicios se ocasionan al estropearse el producto en los camiones inmovilizados, plantear este tipo de reclamaciones sería más complicado ya que, en un principio, serían las empresas frutícolas las que deberían asumir las pérdidas, aunque "ya veríamos la forma de reclamar", matizó Gómez.

El otro peligro del paro francés es que volviesen los problemas para sacar la fruta de España porque "los camiones no quieran ir", lo que obligaría de nuevo a quedarla inmovilizada en las cámaras frigoríficas o a que ni siquiera pudiese recogerse de los árboles.

En esta misma línea, Angel Prieto, presidente de la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte, apuntaba ayer que "parece que la cosa no va a ser tan seria como aquí, que se está planteando de otra manera, con retenciones y paradas a algunas horas del día". Entre un 40 y un 50% de la producción de cerezas pasa por territorio galo.