Un cambio brusco de presión provocó el apagado de los dos motores del prototipo Eurofighter DA6 de la Fuerza Aérea Española, que se estrelló el pasado 21 de noviembre en la finca Valdepuercas, en el término municipal de la localidad cacereña de Alía, cuando efectuaba un vuelo de prueba. Estos han sido los datos aportados por el consorcio europeo encargado de la producción del futuro avión de combate europeo tras las primeras investigaciones de este siniestro.

Ante la situación de emergencia, y a 15.000 metros de altura, la tripulación del caza europeo , equipado con dos motores EJ200 de primera generación, intentó recuperar la situación, pero fue imposible el nuevo encendido de los motores. A pesar de ello, los pilotos lograron saltar del avión y resultaron ilesos.

El accidente de este avión de combate ha servido al menos para constatar que el sistema de evacuación del Eurofighter funciona satisfactoriamente, convirtiendo a los dos pilotos en los nuevos plusmarquistas en salto desde un caza al ser lanzados a casi 40.000 pies, más de 12.000 metros de altitud.

Según el informe, los motores se pararon cuando el avión volaba a 850 kilómetros por hora y los pilotos intentaron poner en marcha los posquemadores para romper la barrera del sonido. En ese momento falló el sistema hidráulico, que permite controlar los mandos del avión, y se apagaron las pantallas por falta de energía eléctrica.

El prototipo, por la forma en que fueron encontrados sus restos en la sierra cacereña de Altamira, cayó de panza sobre la propiedad del empresario José María Aristrain. El último vuelo del avión español sólo duro 15 minutos.

Ahora, la investigación se mantiene abierta en el Juzgado de Primera Instancia de Logrosán para poder concretar que dejó fuera de combate un aparato valorado en 72 millones de euros.