Santander Central Hispano (SCH), el banco que preside Emilio Botín, ha acabado por reconocer lo que a todas luces era de cajón: el cierre masivo de oficinas desde principios de 1999 ha despistado a los clientes y provocado una pérdida de negocio. La entidad anunció hace apenas una semana que daba por concluido el proceso de reducción de la red puesto en marcha hace casi 4 años, cuando se fusionaron el Banco Santander con el Central Hispano. En España se han clausurado 1.600 sucursales desde entonces.

La integración en una de las dos entidades ha supuesto el cierre de 52 oficinas en Extremadura, la mitad de las que tenían a finales de 1998. El ajuste ha afectado a miles de clientes en la región, quienes han visto cómo su oficina bancaria de toda la vida desaparecía y cambiaba a otro lugar. También se ha saldado con la prejubilación y la recolocación de decenas de empleados bancarios.

IGUAL AL BBVA Y BANCA PUEYO

El banco ha pasado de tener 120 a sólo 68 oficinas operativas en la región, lo que le sitúa por debajo de Caja Extremadura, Caja Badajoz, Caja Duero y Caja Rural de Extremadura. Ahora, el SCH se encuentra en la banda de Banca Pueyo, Banco Simeón (antiguo Banco de Extremadura), Banesto y BBVA, todos con una red comercial de unas 70 sucursales.

El director general de banca comercial del SCH, Enrique García Candelas, admitió el pasado 19 de diciembre en Madrid que el ajuste ha supuesto para el banco una pérdida de negocio y clientela, sobre todo entre el colectivo de empresas. "Nos parece excesivo seguir perdiendo a este ritmo", señaló a Europa Press y anunció la intención de la entidad de iniciar un plan de aperturas selectivas para recuperar el terreno perdido.

SCH justifica el cierre masivo de oficinas como medida para evitar las duplicidades que genera integrar en una misma entidad dos redes que antes eran competencia. No tiene lógica mantener dos sucursales abiertas si el negocio y la clientela puede ser asumida por una sola. Pero a veces el cálculo de las entidades no es acertado y lo prueba el hecho de las largas colas de público en las oficinas.

La entidad que preside Botín ha jugado también la baza de Banesto, filial del SCH. En lugar de cerrarse, algunas oficinas del Central Hispano han pasado a ser del Español de Crédito. Pero Banesto tampoco se ha quedado atrás en la clausura de sucursales, más de 40 desde 1998. La vigorosa red de 120 delegaciones de hace cuatro año no supera las 70.