El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, consideró ayer "un verdadero éxito" el proceso de regularización de trabajadores extranjeros, que ha concluido con 690.679 solicitudes, una valoración positiva compartida por los principales sindicatos. Sin embargo, el PP alertó de las consecuencias de las "puertas abiertas".

Caldera reiteró que el proceso supone aflorar más del 80% de la economía sumergida y "garantiza el futuro de nuestras pensiones", aunque reconoció que han podido quedar al margen del proceso entre 63.108 y un máximo de 179.076 extranjeros en edad de trabajar, informe Efe.

El responsable de Trabajo indicó que a partir de ahora se aplicará "con toda integridad y firmeza" la Ley de Extranjería y avanzó que esta misma semana presentará a los agentes sociales el programa específico de inspecciones laborales, que incluye 500.000 antes de fin de año.

Frente a su satisfacción, el secretario general del PP, Angel Acebes, calificó el proceso de "caótico" y consideró que el ministro ha conseguido "plenamente" sus objetivos si éstos eran "de irregularización masiva" y "puertas abiertas".

MARGINALIDAD Acebes recordó que a los extranjeros residentes en España habrá que añadir los que pueden venir gracias a la reagrupación familiar y advirtió que habrá que ver las consecuencias cuando demanden servicios sanitarios o vivienda, al tiempo que pidió medidas para evitar "bolsas de marginalidad".

Al margen de las valoraciones políticas, el sindicato CCOO anunció ayer que promoverá la actuación de la Fiscalía para perseguir a los empresarios que contraten de modo irregular a inmigrantes; mientras que desde UGT se ha calificado el proceso como "muy satisfactorio" no solo por el número de personas que se ha acogido al mismo, sino porque ha implicado la regularización laboral.

Ecuatorianos, rumanos y marroquíes suman cerca del 50% de los expedientes tramitados.