El reloj marca las 19.00 horas en el parisino Arrondisemente del IX Distrito, en el que se encuentra la Ópera de la capital. Esta está cerrada, pero en su lugar, en una vivienda cercana, un reconocido tenor está a punto de ofrecer una pequeña actuación, que ya se ha convertido en tradición diaria desde el inicio del confinamiento. Se trata de Stephane Sénéchal (París, 1972) un renombrado cantante lírico cuyo español tiene acento extremeño.

Las raíces de Sénéchal están en la localidad cacereña de Guijo de Santa Bárbara, en la comarca de La Vera. “Mi madre tiene una casita allí. Es una zona donde se come muy bien, donde las aguas están limpias, la naturaleza es maravillosa. Me siento muy unido a ella, voy muchas veces, como mínimo, una vez al año”, cuenta Sénéchal en una entrevista con este periódico. “Mi madre es extremeña, yo soy extremeño. Tengo la doble nacionalidad”, añade.

La fama de Sénéchal, ya reconocido en Francia y en el mundo de la lírica desde hace años gracias a su dilatada carrera, se ha hecho viral por sus actuaciones desde el balcón. “El día que se decretó el confinamiento en Francia, empecé a entrenar la voz en mi casa y resulta que estaba la ventana abierta y algunas personas empezaron a aplaudir y a gritar '¡Sí! ¡Sí!”, rememora. El tenor se asomó a su ventana y entonces le nació entonar 'La Marsellesa', el himno nacional de Francia. “Me parecía que era el momento de hacer este canto a la libertad. Además es un himno que acoge a todo el mundo, y todos estamos juntos en esto”, afirma.

La primera actuación espontánea pasó a convertirse en una cita diaria en la que el tenor elige su repertorio ya sea ópera como canción popular francesa, española, portuguesa, rusa o italiana. Desde el 'Nessun dorma' hasta Edith Piaf o Andrea Boccelli. “Canto muchas españolas como 'Historia de un amor', 'Piensa en mí' o zarzuelas, mi abuela me cantaba zarzuelas”, explica.

Ahora bien, la actuación diaria dura apenas tres minutos: “No quiero dar un recital y que se me aplauda a mí, sino que quiero que sea un momento para todos. En mi barrio hay muchas personas mayores a las que les hace bien, salen a la ventana y después de la canción se ponen a hablar. Es un momento de convivencia”, dice el artista verato.

Las actuaciones se retransmiten también en directo a través de sus páginas de Facebook e Instagram: “A veces tengo miedo de que el teléfono se me caiga de la ventana”, bromea, pero admite que la respuesta que recibe es “maravillosa”. “Hay personas que me escriben desde el hospital y es una gran alegría que mi música les anime. Son personas de todas las partes del mundo, porque todo el mundo estamos viviendo esto”, cuenta.

Sénéchal reconoce que uno de sus grandes sueños sería actuar en el Teatro Romano de Mérida. “Me encantaría cantar allí. De momento, todo se paró y va a afectar mucho a la cultura en general y a la cultura en directo, como la ópera, el teatro o el extraordinario festival que hay en Mérida, también me temo que se va a acabar este año”, dice.

Pero el artista tiene como uno de sus primeros objetivos regresar a su hogar de La Vera en cuanto pueda: “Yo estoy soñando con ir a Extremadura cuando lleguemos al final del confinamiento. Estamos (en la casa de su madre) muy cerca de Monfragüe, en el centro de la Sierra de Gredos. Tenemos el pimentón, los jamones, muy reconocidos ¿no? Tengo muy buenos recuerdos y a muchos miembros de mi familia”, dice esta suerte de embajador de la región en el país galo.

A pesar de tener todos sus conciertos cancelados, Sénéchal espera que esta pandemia sea un buen revulsivo para la sociedad: “Quizás va a cambiar la forma de pensar y venga una forma más solidaria, donde el dinero esté menos en el centro de las cosas”, afirma.

Entre tanto, el tenor promete seguir con sus actuaciones en el balcón hasta que se levante el confinamiento: “La música es sinónimo de vida, de ánimo, de alegría. Tenemos que salir adelante. Se confina el cuerpo, pero no la cabeza y ahí es donde está el arte”, sentencia.