La asociación ecologista Greenpeace critica al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) por estar "ausente" tras la fuga de agua que se produjo en la cavidad de recarga de la Unidad I de la Central Nuclear de Almaraz (Cáceres) en la madrugada de ayer. Greenpeace considera que esta ausencia evidencia la "ineficacia y falta de transparencia" del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que "no informó del suceso más de 24 horas después de producirse", según recoge la agencia Europa Press. La asociación indica que este suceso "es el último caso dentro de una larga y creciente lista de sucesos que afectan seriamente a la seguridad de las centrales nucleares" y explica que "la confluencia de factores como el acusado envejecimiento de los reactores, los fallos propios de una tecnología intrínsecamente peligrosa y la cada vez menor cultura de seguridad de los operadores de centrales como consecuencia de la falta de competitividad de la energía nuclear en un mercado eléctrico liberalizado, están creando una situación de alto riesgo de que se produzca un accidente grave en una central nuclear". Añade que la media de edad de todas las centrales españolas es de "casi 25 años" y "todas presentan, en mayor o menor medida, problemas de envejecimiento". En su opinión, el Gobierno central "que dice apostar por un modelo energético sostenible, debe cumplir su compromiso de cerrar las centrales nucleares de forma progresiva y sustituir su aportación energética por energías limpias, seguras y menos costosas, como reza su programa electoral a las Elecciones Generales 2008". Al respecto, el director ejecutivo de Greenpeace, Juan López de Uralde, recalca que el Estado tiene "fácil" cerrar las nucleares porque "la viabilidad técnica y económica de un sistema de generación eléctrica basada al 100 por cien en energías renovables es un hecho ya comprobado científicamente". "Sólo hace falta tener la voluntad política para hacerlo".