El protagonismo que Domínguez consiguió con las elecciones y la posterior negociación no lo perdió ayer; al contrario, fue la estrella de la sesión de la constitución del gobierno puesto que, solo pronunciar su nombre, convertía el salón de plenos en una combinación de aplausos y gritos de ánimo de sus simpatizantes y pitidos y abucheos de sus detractores.

La edil entró junto a la ya alcaldesa en el salón, pero con semblante muy serio --quizás por las críticas del presidente local del PP, presente en la sala-- y se sentó junto a Elia Blanco, esta sí muy sonriente. Al nombrar a los concejales hubo aplausos para todos y gritos de "¡Bravo!" cuando se pronunció el del candidato del PP. Pero los mayores aplausos y gritos, combinados con pitidos y abucheos, se los llevó Victoria Domínguez, que tuvo que esperar más que los demás para jurar su cargo. La historia se repitió cuando esta anunció que apoyaría a la lista más votada.

Nombrada Elia Blanco alcaldesa, todos los ediles --primero el PSOE con Domínguez y después el PP-- tuvieron el gesto de ponerse de pie para aplaudirla y, tras el discurso, llegaría la foto de familia de la corporación, de nuevo con Domínguez al lado de la renovada alcaldesa.