El grupo Gallardo está ultimando varios pasos para completar el proceso de reestructuración con el que pretende solventar los problemas económicos que arrastra desde hace tiempo. Según informó ayer la empresa, la operación incluye un plan de reestructuración financiera con la banca acreedora y un proceso de venta a un operador industrial español, «que permitiría mantener sus actividades en situación de rentabilidad y solvencia». Añade además que «no ha solicitado el concurso de acreedores» y rebatía de este modo una información del diario económico elEconomista en la que afirmaba que el fondo KKR, que se hizo el año pasado con el grupo extremeño, había solicitado el preconcurso de acreedores «como medida preventiva para tratar de mantener la viabilidad de la compañía» y también para ganar tiempo, paralizar posibles ejecuciones, y evitar tener que desembolsar más capital si se llegara al proceso de liquidación», recoge. El diario apunta además a que, según fuentes financieras, la empresa arrastra una deuda de 150 millones de euros, que habrían llevado al grupo de capital privado a tomar la decisión de activar la maquinaria para evitar ahondar el agujero económico.

La noticia generó inquietud en la plantilla a primera hora de la mañana, aunque se diluyó a medida que avanzaba la jornada, tras el comunicado en el que rechazaban que se estuvieran dando pasos para solicitar en concurso de acreedores. La empresa citó después a la plantilla a una reunión, a las nueve de la noche, para confirmarles "que no se ha iniciado ningún trámite para solicitar el preconcurso de acreedores", según explicó el comité de empresa. Les trasladaron los detalles del plan de reestructuración en marcha y los pormenores de la información que acababan de hacer pública.

Tranquilidad

«Confiamos en lo que nos dicen, que no hay ningún concurso de acreedores en marcha ni previsión de que sea así», afirmaba Almudena Llorente, portavoz del comité de empresa. La situación en la plantilla era de «normalidad» y no se había producido en las últimas semanas ningún hecho que hiciera saltar las alarmas. De hecho se han mantenido varios encuentros en ese tiempo con la empresa para abordar el engranaje ante la situación del coronavirus, pero nada más, según indican los representantes de los trabajadores.

Las principales organizaciones sindicales con representación en el comité se mostraban igualmente confiados. «La empresa nos dice que no hay ningún problema y no tenemos ningún motivo para desconfiar. Que hay un proceso de reestructuración lo sabemos desde que llegó KKR, porque ellos son un grupo inversor cuyo objetivo es reestructurar el grupo para venderlo a otra siderúrgica», señala Saturnino Lagar, responsable de Industria de CCOO. También el secretario general FICA-UGT, Miguel Talavera, se mostraba confiado: «Si se hubiera dado un paso dirigido a iniciar un concurso de acreedores deberían habérselo comunicado al comité de empresa y eso no se ha hecho», señala. «Confiamos en que no hay ningún problema, más allá del problema de fondo en este tipo de industria, por el sobrecoste que soportan en España por el elevado precio de la energía», afirma

Una solución

Según señala el grupo Gallardo Balboa, el actual consejo de administración viene trabajando desde el pasado mes de noviembre (cuando se hizo con el 100%) en una solución definitiva a la reestructuración de la compañía. Esa solución pasaría por la entrada en el capital de un grupo industrial, con el que aseguran tener ya negociaciones avanzadas, y por un acuerdo con las entidades financieras para reestructurar la deuda.

El proceso no es nuevo, por tanto, y estaba en marcha antes de la crisis del coronavirus. Pero reconocen que se ha visto condicionado por la paralización económica generada por la pandemia. La falta de actividad en el sector siderúrgico, ha impactado en la liquidez del grupo y en su situación financiera, lo que les ha llevado a buscando financiación avalada por el ICO, que no han obtenido.

Los problemas de financiación han perseguido al grupo en los últimos años y provocaron la entrada de la firma estadounidense KKR, que se hizo con el cien por cien del grupo el pasado mes de noviembre. A día de hoy, Grupo gallardo asegura que continúa con el apoyo de sus trabajadores, el crédito de proveedores y confianza de sus clientes y que la actividad se mantiene con toda normalidad en todos sus centros de trabajo, aunque algunos de ellos en situación de ERTE. No es el caso de la planta extremeña, en la que no ha cesado la actividad para ninguno de los 900 trabajadores que integran la plantilla en la actualidad.

Parón

El cese de la actividad en el sector automovilístico, la construcción y la fabricación de maquinaria pesada por el estado de alarma ha afectado de lleno a las siderúrgicas en España. Según los datos que recoge EFE, la producción descendió en abril hasta las 626.000 toneladas, con una caída interanual del 52%. Igual que el Grupo Gallardo solicitó un crédito con avales del ICO, Celsa tuvo que recurrir al mismo tipo de crédito puente por una suma de 51 millones, ampliable a 75 millones, que le fue concedido. Por su parte, Arcelor va a realizar una ampliación de capital de unos 1.800 millones de euros, a través de acciones y bonos convertibles, mientras que Alcoa tiene planteado un despido colectivo de hasta 534 trabajadores. Las previsiones apuntan a que la demanda de acero caerá un 15% en Europa.