La Guardia Civil ha detenido a siete nuevas personas acusadas de pertenecer a la red de falsificación de tarjetas que fue desarticulada en enero pasado dentro de la operación Ala Ancha y que operaba en las provincias de Cáceres, Madrid y Toledo. El Ministerio del Interior informó ayer que estos detenidos eran, presuntamente, los encargados de conseguir los datos bancarios de las víctimas y de blanquear el dinero. La Guardia Civil estima que, en total, la red descabezada ha defraudado más de dos millones de euros. La operación Ala Ancha se inició tras recibirse la denuncia de que se estaban utilizando tarjetas falsas para efectuar importantes compras en la comarca de Campo Arañuelo y en Plasencia.

Cinco de los detenidos son vecinos de Talavera de la Reina (Toledo). Se trata de un ciudadano rumano, dos colombianas y otros tantos españoles. Los dos restantes, también españoles, son vecinos de Madrid y Arganda del Rey (Madrid). Con ellos, son ya son 16 los arrestados dentro de esta operación --cinco de ellos empresarios-- de los que ocho permanecen en prisión.

MODUS OPERANDI Según las investigaciones de la Guardia Civil, la banda buscaba negocios donde el propietario o los empleados se prestaran, a cambio de un porcentaje de las ganancias, a colocar junto al datáfono --terminal telefónica que lee la tarjeta y que une el punto de venta con la entidad financiera-- un lector por el que se volvía a pasar la tarjeta del cliente sin que éste lo advirtiera, con lo que sus datos ya podían ser utilizados ilícitamente por la red.

Luego, el grupo desmantelado tenía dos formas de obtener dinero en metálico. Por un lado, efectuaba compras de bienes que después vendía a un precio ligeramente inferior al del mercado simulando ser mayoristas. Por otro, cargaban directamente a la tarjeta duplicada importantes cantidades, simulando compras que nunca se produjeron cuyo importe era repartido entre el titular del negocio y los miembros de la banda al 50%.