Quinta jornada de la vista oral por el accidente de los niños de Monterrubio con dos partes bien diferenciadas ayer. Por la mañana, el protagonismo fue para las declaraciones de los hermanos Ruiz González, propietarios de la máquina retroexcavadora implicada en el trágico suceso.

Casi una hora duró el interrogatorio a Benito Ruiz, propietario de facto de la excavadora, aunque la máquina estaba a nombre de su hermana María Josefa.

En su declaración, Benito Ruiz dijo que este vehículo especial contaba con elementos de señalización y el seguro en vigor, aunque desde 2008 estaba en desuso y abandonada en la finca propiedad de los hermanos.

También declaró que en el día del accidente el acusado no trabajaba para él y que cogió la máquina sin permiso. Y es que según se ha recogido en el juicio, el acusado cogió aquella tarde la máquina supuestamente para hacer unos trabajos en una finca de su padre, a unos cinco kilómetros del lugar del accidente. A continuación testificaba su hermana María Josefa, quien afirmó que se enteró de que la excavadora estaba a su nombre tras el accidente. A juicio de las acusaciones, Benito Ruiz incurrió en contradicciones al hablar de una excavadora en desuso, pero que sin embargo tenía las ruedas en buen estado y las llaves puestas. Las acusaciones preguntaron a los hermanos Ruiz por qué no denunciaron al acusado si cogía la máquina sin permiso.

En la sesión de tarde comenzaron a declarar agentes de la Guardia Civil que elaboraron el atestado del accidente. El primero de ellos fue claro al apuntar como causa «única y eficiente» del accidente el giro «incorrecto» de la excavadora. Ratificó lo recogido en los informes periciales, que indican que en la maniobra de adelantamiento, el autobús ya circulaba completamente por el carril izquierdo y había rebasado circulando en paralelo «en su parte media» a la máquina cuando el cazo enganchó al bus. «Así lo indicaban las huellas» recordó, por lo que el autobús «tenía prioridad de paso».

Respecto al estado de la máquina retroexcavadora, el agente recordó que carecía de espejos retrovisores interiores y exteriores, así como del piloto indicador de frenado. Además, el intermitente trasero izquierdo «no» llevaba tulipa, el cristal que da color al indicador lumínico y consideran que «no» pudo romperse en el lugar del accidente puesto que «no» entró en contacto con el otro vehículo. El segundo agente calificó como peligroso conducir una máquina con esas deficiencias.

Asimismo, y sobre el positivo del conductor de la excavadora en cocaína y cannabis, el agente, que además es experto en drogas, subrayó que dichas sustancias «reducen el campo de visión, desvirtúan la realidad de las distancias y reducen la agilidad a la hora de reaccionar y conducir» provocando un «efecto túnel» en la visión de quien las consume.

La defensa orientó una vez más su turno de preguntas al posible exceso de velocidad del autobús. El agente admitió ese hecho, aunque se trataría de una infracción administrativa en un tramo en el que era correcto el adelantamiento y no causante del accidente, reiteró.