Los municipios cacereños en los que se utilizan gallos tradicionalmente durante el martes de Carnaval contaron ayer con la presencia de efectivos de la Guardia Civil, a fin de vigilar que los animales no fueran maltratados.

La vigilancia de los agentes se llevó a cabo a petición de la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (ANPBA), que solicitó que la Guardia Civil levantara acta del desarrollo de los festejos en previsión de que pudiera incumplirse la ley extremeña de protección a los animales.

Según el colectivo proteccionista, en los municipios de Casar de Palomero, Azabal y La Pesga la tradición consiste en que los quintos cuelguen gallos vivos y los apaleen, mientras que en Caminomorisco y Mohedas de Granadilla, durante las fiestas se enterraban gallos vivos, "se les golpeaba en la cabeza y se les arrancaba la cresta a mordiscos".

En este sentido, ANPBA recuerda que la ley tipifica como infracción muy grave maltratar, torturar o infligir daños a los animales o someterlos a cualquier otra práctica que les pueda producir la muerte.

La asociación ya pidió también hace unos días a la Administración regional especial vigilancia en los municipios cacereños de Albalá y Valdelacasa de Tajo, para que no se llevaran a cabo cuelgas y decapitaciones de gallos vivos durante los festejos de Carnaval.

Desde el colectivo consideran exigir que se mantenga la vigilancia durante varios años en aquellos lugares en los que se han realizado espectáculos con animales vivos, a fin de asegurar el cumplimiento de las prohibiciones.