Se han convertido la carne y el pescado en productos de lujo? «El mayor porcentaje de ayudas que damos siguen siendo alimentarias. Los pocos recursos económicos que manejan las familias los emplean en pagar facturas obligatorias: el alquiler, la luz, el agua... Y en la parte de la comida saben que aquí existe ese apoyo. Los hogares se organizan de esa manera. Pero las existencias son pasta, arroz, legumbres... Lógicamente productos que no se estropean y duran en el tiempo». La respuesta la da Jesús Pérez-Mayo, director de Cáritas Mérida-Badajoz. Lo que describe es, al fin y al cabo, la realidad de los hogares en riesgo de exclusión social, aquellos que necesitan auxilio para necesidades básicas del día a día. Y la explicación viene a ser igualmente una de las claves para interpretar las cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De la misma se desprende que casi 17.000 familias extremeñas no se pueden permitir una comida de carne o pescado al menos cada dos días. O lo que es lo mismo, la pobreza les impide llevar una dieta sana, equilibrada, en la que están presentes estas proteínas. La penuria afecta inevitablemente a la salud.

Según los datos del INE, el 3,9% de los hogares de la comunidad tienen esta carencia (el diagnóstico es de 2017). Pero llama aún más la atención que el porcentaje se ha disparado -casi se ha multiplicado por cuatro- desde 2015. En ese momento el problema afectaba al 0,4% de las familias, lo que significa unas 1.700. Ahora lo sufren exactamente 16.750. A nivel nacional también ha habido aumento, pero menos destacado.

Si se hace el análisis de la última década, tanto en 2010 como en 2014 se superó ese 3,9%. La tasa llegó al 4% y al 4,1%, respectivamente.

Imprevistos

«En esa misma encuesta de condiciones de vida se puede ver que casi la mitad de los hogares de la región no pueden hacer frente a imprevistos. Es algo muy llamativo, porque implica que no disponen de ningún colchón, por mínimo que sea», subraya Pérez-Mayo. Otro signo más que evidencia el riesgo de exclusión social. Además, ese porcentaje también ha subido: siete puntos más desde 2014 (cuando estaba en el 40,4%).

Más estadísticas que reflejan la situación actual de Extremadura: la región aparece la primera en número de familias en peligro de caer en la pobreza. Afecta, de hecho, al 38,8% de la población, que significa, asimismo, un llamativo incremento con respecto a 2016 (en ese año se situaba en el 30,4%).

Varias dificultades

La reciente encuesta del INE también refleja que casi el 60% de los hogares de la comunidad tienen dificultad (ya sea baja, media o alta) para poder llegar a final de mes, lo que significa afrontar todas las facturas. Y el 42,5% no puede irse de vacaciones ni siquiera una semana al año.

Pero además existe ese 3,9% de familias que han de soportar otra de las caras de la pobreza: comer carne o pescado al menos cada dos días se ha convertido en un cuestión de lujo que ya no se pueden permitir.