La crisis empresarial que estalló en marzo en el grupo Himexsa-Tecnoagua (GHT), uno de los principales de Extremadura, y que le ha llevado a renunciar a su participación en la autovía Navalmoral-Plasencia y a solicitar al ayuntamiento placentino la cesión de la depuradora de aguas residuales, obligó ayer a los sindicatos a pedir a la empresa una salida para los 230 trabajadores sobre los que pesa una regulación de empleo.

El secretario de Acción Sindical de CCOO, Carlos Canelo, advierte de que la intención del sindicato "no es ir a una regulación pura y dura", sino que deja abierta la puerta al mantenimiento del mayor número de trabajadores posibles si el grupo logra reflotar alguna filial. Ayer empezaron por exigir el cobro inmediato de las tres nóminas que llevan sin cobrar por valor de 360.000 euros.

CCOO y UGT empezarán las negociaciones el lunes con el presidente, Emilio Serrano, al que achacaron haber agravado la situación "con una falta de acción en los últimos meses", visto que lo que tiene la empresa es un problema de liquidez, que no de negocio, por lo que los proveedores han dejado ya de servir material.

Mientras tanto, le han pedido que no realice operación alguna que descapitalice la empresa y advirtieron ayer del drama social que se avecina para 230 familias de trabajadores especializados y, por tanto, de difícil recolocación. La incertidumbre es directamente proporcional al desconocimiento de la contabilidad. Los sindicatos preguntan dónde está ahora la Junta, que tantas obras adjudicó al grupo, cuya crisis achacaron a una "banda de directivos que la dilapidó y una política errática de expansión".