La instalación de sistemas de seguridad en viviendas de urbanizaciones alejadas del casco urbano se ha disparado en la región en los últimos años. Pero si se quieren buenos resultados hace falta realizar un importante desembolso de dinero. Asegurar la casa es caro.

Blindar un chalet contra ladrones silenciosos con un sistema infalible puede costar entre 4.000 y 120.000 euros. La versión más económica incluye sensores perimetrales (puertas y ventanas), volumétricos (habitaciones), así como alarmas de intrusión y coacción.

El sistema de seguridad más caro conlleva que una planta entera del chalet, la del dormitorio, quede aislada del resto de la casa, lo que se conoce como habitación del pánico, pero a lo grande. Mientras una espesa niebla inunda la planta inferior para cegar a los intrusos, se avisa a la policía. "Todo ello ocurre en silencio de forma que los niños sigan durmiendo sin enterarse de lo que pasa en el piso de abajo", señalan desde la empresa Auxvyd Seguridad.

Esta versión de lujo también ofrece cámaras que se activan y avisan al dueño de la casa cuando se acerca a ella si un sospechoso espera cerca, evitando asaltos inesperados.

"El precio depende de la zona que se tenga que cubrir. Preferimos instalar anillos de protección. El sistema ha de ser capaz de detectar a alguien entrando en el jardín, confirmar la alerta si se acerca a la casa y avisar si intenta forzar una puerta o ventana", explican desde Auxvyd, que estos días no para de asesorar a clientes preocupados.

De esta forma, aconsejan desconfiar de firmas que ofrecen sistemas de seguridad baratos y sin cables. "Es la seguridad placebo: tranquiliza al que la tiene, pero no sirve para robos silenciosos", añade. Un simple mando a distancia puede anularlas. "Ahora conectamos las casas a la central de alarmas por tres vías (ADSL, teléfono fijo y móvil) para que el ladrón no pueda cortar la comunicación", advierten.