Sobre al asesino pesaba una orden de alejamiento desde hace un mes, pero no sirvió de nada. Manuel Delgado Gómez, conocido en su pueblo como Kiko, acabó ayer brutalmente, a martillazos, con la que había sido su mujer durante más de 40 años, Catalina Tolosa, Cati para sus vecinas.

El tiene 78 años y ella había cumplido 69. Su cuerpo ya sin vida fue hallado en su domicilio, en el número 62 de la calle Solís Carrasco de Villafranca de los Barros (Badajoz), por agentes de la Guardia Civil, después de que el autor del crimen se dirigiese al cuartel, situado a poco más de cien metros de la vivienda, a confesar lo que había hecho minutos antes, aprovechando que su esposa, de la que estaba en trámites de separación, se encontraba sola en casa. En la puerta del cuartel dejó bien aparcado su coche, un Audi rojo en cuyo asiento del copiloto permanecía un periódico del día y un calendario. Había decidido pasar página a la tremenda.

Según contaban ayer las vecinas "él no quería separarse de ella, que se había cansado y lo echó de casa" después de una paliza. El matrimonio tiene cuatro hijos: dos hombres y dos mujeres, todos emancipados, aunque en estos momentos uno de ellos vivía con su madre, que nunca estaba sola, según los testimonios recogidos, pero cuando su agresor llegó al domicilio no había nadie con ella. El hijo estuvo lavando su coche en la puerta de la vivienda hasta media hora antes y su padre pudo saber que se había marchado. Llamó a la puerta y Cati abrió.

Los hechos sucedieron sobre las 13.45 horas. El vecino del número 55, justo enfrente de la casa de la víctima, donde se refugiaron los familiares tras lo ocurrido, contaba que no escucharon absolutamente nada, ni un grito, ningún ruido. Solo se percataron de que algo había sucedido cuando vieron entrar a la Guardia Civil, que les conminó a permanecer dentro de su domicilio.

El delegado del Gobierno en Extremadura, Germán López Iglesias, confirmó en el lugar de lo ocurrido que se trataba de un caso de violencia de género. El autor del delito tenía una orden de alejamiento de 250 metros de la víctima y según informó López Iglesias, la estaba cumpliendo porque se había trasladado a Fuente de Cantos. En esta localidad vive una de sus hijas. Pero desde hace unos días había regresado y residía con otro de sus hijos. Según contaban ayer los vecinos "él pasaba todas las noches por aquí", aunque el delegado del Gobierno no tenía constancia de este incumplimiento reiterado.

Aun siendo víctima de violencia de género, Catalina no llevaba "todavía" la pulsera de protección. La orden de alejamiento fue dictada el 3 de julio y el 13 el marido la vulneró, por lo que fue denunciado por su mujer y detenido en Fuente de Cantos, pero el juez estimó que podía estar en la calle "y hoy ha surgido lo que ha pasado". Con anterioridad no hubo más denuncias, aunque el delegado mencionó que sí había "disensiones y discusiones" en el matrimonio.

López Iglesias sí contó que el detenido llegó a casa de la víctima "y no sabemos porqué ni cómo" el hombre "le ha dado martillazos y la ha matado". A partir de ese momento se presentó en el cuartel, donde dijo que había matado a su mujer y se entregó. El juez de guardia en el juzgado de instrucción de Villafranca levantó el cadáver, que fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de Badajoz para practicarle hoy la autopsia. El hombre permanecía detenido y estaba previsto que hoy lunes pase a disposición judicial.