De chatarrero a hombre de acero, de acero frágil, en crisis a sus 80 años. Pocas son las empresas del emporio de Alfonso Gallardo, uno de los principales grupos industriales del país, que no se han visto afectadas en el último año por despidos de trabajadores o rebajas salariales. "Dicen que la única que va bien es la papelera de Rentería, Papresa", aseguran fuentes sindicales, que no paran de lidiar con su trabajo diario en las fábricas y con los diferentes expedientes de regulación de empleo en el que andan inmersos los trabajadores que representan. Las quince empresas más importantes del industrial jerezano aglutinaron en solo dos años unas pérdidas de más de 200 millones, según los datos oficiales, por la crisis de la construcción y la espada de Damocles pesa sobre la mayoría, especialmente ahora sobre su buque insignia: Siderúrgica Balboa.

Tal es la situación del empresario extremeño, viejo amigo del expresidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que en noviembre del pasado año se vio obligado a presentar por primera vez un expediente de regulación de empleo (ERE) conjunto para varias de sus empresas y este año está aún sobre la mesa el segundo, mientras anuncia nuevos despidos en la siderúrgica.

En el primer caso, Gallardo anunció el año pasado el despido de más de 300 trabajadores de Siderúrgica Balboa, Alfonso Gallardo SA, Marceliano Martín, Eusebio Calvo y Cía y Corrugados Getafe, lo que suponía el cierre incluso de esta última planta. Pero el órdago surtió efecto y tras la demanda de los trabajadores, las partes llegaron a un acuerdo previo a la celebración del juicio, pactaron la salida de los empleados fijados por la empresa con una indemnización de un máximo de 30 días y también la reincorporación de la mayor parte de la planta de Getafe (201 regresaron y 35 cesaron), que retomó su actividad tras aceptar los empleados la rebaja del 34% del salario. "Un salario que es el doble del que tenemos en la Siderúrgica Balboa, por lo que sus condiciones de salida fueron más favorables que las nuestras", señala Juan Méndez, presidente del comité de empresa de la planta jerezana. La actividad continúa en la fábrica madrileña aunque la amenaza sobre sus cabezas es contínua, apuntan los sindicatos.

La siderúrgica fue precisamente otras de las empresas afectadas en este primer ERE extintivo colectivo con el despido de 50 de sus más de 600 empleados, que se fueron en las mismas condiciones pactadas para Getafe pero sobre una base salarial mucho menor. El buque insignia de Gallardo afrontaba así el tercer expediente de regulación en cuatro años, que vuelve a repetirse ni un año después. Además de las dos anteriores, Alfonso Gallardo SA --empresa matriz dedicada a la construcción de tubos de acero--, Marceliano Martín y Eusebio Calvo y Cía --ambas distribuidoras de productos siderúrgicos compradas en 2009 y 2007 respectivamente-- también sufrieron las consecuencias de aquel despido conjunto.

Respecto al segundo ERE colectivo puesto en marcha por el empresario jerezano, aún está pendiente de resolución. Será un juzgado el que a finales de octubre resuelva el conflicto tras la demanda interpuesta por los trabajadores. En este caso, el expediente afecta a 350 empleados de cuatro empresas. La principal afectada es Corrugados Azpeitia, donde toda su plantilla está ya en la calle tras protagonizar una huelga de seis meses y otras movilizaciones contra la decisión inicial del verano pasado de despedir a 60 empleados. Ahora, incluida en este ERE colectivo, la jugada le puede resultar cara a Alfonso Gallardo. Mientras se contempla la posibilidad de vender la fábrica, la demanda judicial mantiene en vilo a los trabajadores ya despedidos y al empresario, ya que una posible anulación del expediente por parte de la Audiencia Nacional condenaría al propietario a admitir a los 170 empleados querellados y a pagar los sueldos de transición hasta la fecha de la sentencia. Y es que nadie entiende el cierre. "La planta tiene futuro", aseguran fuentes sindicales.

Pendientes igualmente están los empleados despedidos dentro de este ERE colectivo en Ferromallas SAU, Corrugados Lasao y Grupo Alfonso Gallardo SL. En la primera, ubicada junto a la siderúrgica, se ha prescindido de 24 trabajadores de una plantilla de unos 40; en la planta vasca de 38 y en la última empresa, dedicada a la gestión, los despidos afectan a diez empleados.

Ventas frustradas

Entre ajustes y más ajustes, Gallardo ya ha intentado desprenderse de algunas de sus empresas para rebajar sus deudas y dar solvencia a su holding ante la crisis de la construcción. Pero el acuerdo final de venta solo ha llegado hasta el momento con Thüringuen, la acería alemana fue adquirida por la compañía brasileña CSN en 2012. Intentó lo mismo con las dos plantas de corrugados vascas, Azpeitia y Lasao, sin éxito, y con la cementara de Alconera, cuya operación tampoco fraguó. Esta planta también se ha visto afectada por ajustes de personal y actualmente apenas cuenta con unos 90 empleados.

Ante el fracaso de las operaciones de venta, el industrial extremeño logró refinanciar en mayo del año pasado, por segunda vez, su deuda por un periodo de cuatro años con 19 bancos, una deuda que ronda los 500 millones de euros tras la venta de la planta alemana. "Ese es su principal problema, el problema de crédito con los bancos es la asfixia de todas las empresas", valoran los sindicatos.

Además de las empresas ligadas al sector siderúrgico repartidas por varias comunidades, Alfonso Gallardo cuenta con una papelería en Rentería, proyectos de energías renovables y dos periódicos: El Correo de Andalucía (al 100%) --que sufrió un ERE en 2010 y despidos temporales en 2012, aún vigentes-- y Diario Jaén (al 60%) --que en julio presentó el tercer ERTE para toda la plantilla--.