El humo que se consiguió erradicar de muchos lugares públicos con la ley antitabaco está regresando a algunos bares, y ahora lo hace en cachimba. La moda de fumar en pipas de agua o ‘shihas’ se extiende en toda España y ha llegado también a Extremadura, donde pubs y discotecas ofrecen este tipo de productos que se pueden consumir en el interior de los locales porque aún no están regulados.

Ahora fumar en cachimba está bien visto socialmente, pero expertos como el doctor Emilio Salguero, delegado del Comité para la Prevención del Tabaquismo en Extremadura, alertan de que las pipas de agua y vapeadores son igual de perjudiciales que el tabaco. Además, en el último año su consumo «está subiendo como la espuma», también entre jóvenes y menores.

El consumo de cachimbas está directamente relacionado con el mundo del ocio. Se trata de una moda exportada de Estados Unidos que ha ganado gran popularidad debido, en parte, a que las pipas de agua se perciben como menos nocivas que el tabaco tradicional para fumar. Pero nada más lejos de la realidad: la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado ya de que el humo intenso que producen contiene sustancias cancerígenas y perjudiciales para el corazón y los pulmones.

También conocidas ahora como ‘shishas’, son un mercado en auge y de hecho, solo en Mérida ya hay dos tiendas específicas para adquirir y consumir pipas de agua. Además, discotecas y pubs de toda la región y el país suelen ofrecerlas a los clientes aprovechando que lo que se quema en ellas no es tabaco, sino alternativas libres de nicotina como el shiazo, un mineral empapado en glicerina vegetal que se vende con diferentes aromas y sabores.

Desde la Unión de Consumidores de Extremadura (UCx), la técnico Lali Bermejo confirma que actualmente fumar cachimbas en los bares «es lícito» siempre que no lleven tabaco y que su consumo, por supuesto, sea por personas mayores de edad. El escenario es similar al que se dio hace algunos años con la proliferación de los cigarrillos electrónicos, que finalmente terminaron por regularse en el 2014. Respecto a las cachimbas y vapeadores de momento no hay ninguna normativa nacional, aunque el PSOE sí ha registrado en el Congreso una propuesta que no ha llegado a debatirse en la que abogan por implantar medidas para reforzar los controles sobre el uso de pipas de agua y mejorar la información sobre sus efectos en la salud, «especialmente en los menores».

Consumo entre menores

En la región, la primera que ha dado la voz de alarma por la proliferación de esta nueva moda entre los adolescentes ha sido la asociación de policías locales de Mérida Agodepol, que apunta que «la falta de control y permisividad» está dando pie a que los jóvenes se aficionen de forma temprana a estas prácticas. Desde su perfil de Facebook, el colectivo ha querido «llamar la atención» para que se ponga orden al respecto y anima a denunciar irregularidades.

Desde el Comité para la Prevención del Tabaquismo en Extremadura, el doctor Emilio Salguero recuerda que detrás de estos productos «hay toda una industria con un ejército de técnicos en psicología y márketing» que buscan influenciar a los jóvenes para facilitar su inicio en el tabaco, que suele producirse entre los 13 y los 20 años. «Lo hacen por ser el mismo sistema (inhalación, con humo, etcétera), por aportar al organismo los mismos o muy similares productos químicos o por los efectos sociales de su consumo», explica el doctor, que asegura que «una cachimba equivale a fumarse cinco paquetes de cigarrillos».

Aunque no lleven nicotina, explica, los productos químicos, disolventes y edulcorantes que se añaden a las pipas de agua también son adictivos, perjudiciales para la salud y pueden producir cáncer. Por ello, el doctor anima a regular el consumo de cachimbas para que se equiparen a los cigarrillos electrónicos y otros productos del tabaco «porque son primos hermanos», y que de esta forma solo se consuman en locales autorizados y por mayores de edad.