"Después de la detonación de un arma de destrucción masiva en una ciudad, nada es más peligroso que dejar de financiar la ciencia". Esta frase, de la comisión de expertos creada en Estados Unidos para definir las líneas estratégicas de este país durante el siglo XXI, revela la importancia que la sociedad norteamericana da a la investigación y, en contraste, el papel secundario que se concede al desarrollo científico en las políticas europeas y, en concreto, en España. De hecho, nuestro país se encuentra a la cola de la Unión Europea en cuanto a inversión en proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) y Extremadura está entre las comunidades autónomas que menos fondos destina a este ámbito. Y no solo eso, sino que el dinero que llega a los investigadores es cada vez menor.

Durante el 2010 se invirtió en I+D+i 152 millones de euros en Extremadura. Son tres millones menos que en el 2009 y casi cinco menos que en el 2008, de acuerdo con la información recopilada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El descenso parece leve, pero dadas las características del tejido científico extremeño, eso puede suponer la paralización e incluso el abandono de determinados proyectos. "En la Universidad de Extremadura, por ejemplo, hay 207 grupos de investigación, con 2.045 investigadores. Es decir, grupos con una media de 10 integrantes. Son muy pequeños y, por tanto, muy sensibles a los cambios económicos. Con ese tamaño, no conseguir financiación un año supone pasar una temporadita sin poder desarrollar tu proyecto. Y eso está ocurriendo", explica Ginés Salido, investigador, exrector de la universidad extremeña y delegado en Cáceres de la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce).

El descenso de la financiación para investigación procede sobre todo de los recortes de las administraciones públicas. En este ámbito la inversión se ha reducido en torno a un 17% en el último año en Extremadura. Solo en el caso de la Junta de Extremadura, por ejemplo, el dinero destinado a I+D en los presupuestos regionales ha bajado de 75 millones en el 2009 a poco más de 55 millones en los dos últimos ejercicios económicos. De cara al 2012 el nuevo gobierno regional ha fijado una partida de 56,4 millones en su borrador de cuentas autonómicas presentado ante la Asamblea. La Cosce aporta otro dato ilustrativo, éste a nivel nacional: el descenso de recursos para investigación en los Presupuestos Generales del Estado ha sido del 7,4% este año y del 5,5% en el 2010.

Ni convicción ni confianza

"El problema es que los planes de investigación no están consolidados", apunta Ginés Salido. "Cualquier ciudadano entiende que la sanidad debe mantener su financiación pública. La investigación, sin embargo, está al albur de la sensibilidad de cada gobierno. La sociedad no termina de entender que lo que hacemos en este ámbito es buscar soluciones a los problemas que tienen y a los que están por venir", añade, recordando, por ejemplo, la importancia que ha tenido para la humanidad el descubrimiento de la penicilina. En su opinión, existe un problema de concienciación social: "ni siquiera nos fiamos de lo que hacen los investigadores con el dinero público que se les concede. Hay una sensación de que se dilapida. Aunque la gente opina que la investigación es importante, eso no se ve en el día a día y hasta la cultura se ve más protegida que la ciencia cuando hay que realizar recortes".

Esta reducción de la inversión en I+D está afectando, en mayor o menor medida, a todos los investigadores. Según reconocen en este ámbito, la competencia entre los grupos científicos por hacerse con convocatorias públicas --cada vez más limitadas-- es mayor. "Hasta el punto de que proyectos que, por su calidad, eran financiables en el 2010, en el 2011 han dejado de obtener fondos", reconoce un investigador. Ante esta situación, organismos científicos como la Cosce reivindican ante las administraciones una estrategia clara, con estabilidad presupuestaria y con respaldo político.