La cirujana veterinaria Idoia Díaz, del Centro de Cirugía de Mínima Invasión (CCMI) de Cáceres, trabaja en una técnica innovadora para reducir peso que ya ha dado sus primeros resultados en animales y que en un futuro podrá aplicarse a las personas con técnicas laparoscópicas, es decir, con una operación que reducirá riesgos y molestias a los pacientes.

De momento, Idoia realiza sus investigaciones con conejos y cerdos, junto a un equipo en el que participan otros miembros del CCMI. "Hemos conseguido reducir entre un 10 y un 15% del peso de un conejo en dos semanas", asegura la veterinaria, todo un éxito, aunque los resultados en cerdos, de momento, "no son lo satisfactorios que queremos".

Se trata de una técnica novedosa, "aunque hay un par de artículos publicados con trabajos con perros y ratas, que también han dado resultados satisfactorios". Idoia explica que mediante la operación se coloca "un estimulador que aporta una corriente eléctrica al nervio vago, estimulando la secreción gástrica, con lo que se pretende engañar al sistema nervioso central transmitiendo una sensación de saciedad y disminuyendo así la ingesta".

El objetivo es electromodular el nervio vago mediante el estimulador para conseguir una alteración de los impulsos que transmite. Aunque Idoia cree que todavía es pronto para que llegue a aplicarse a las personas, la implantación del estimulador debería hacerse en el tronco vagal anterior "y a cada paciente le correspondería un estímulo distinto en función de la patología que padezca".

Eso sí, la cirujana reconoce que todavía no se conoce exactamente la efectividad del estimulador, debido a la dificultad de determinar con exactitud sobre qué neuronas del sistema nervioso influye.

La investigación comenzó en el año 2000 tras realizar el centro cacereño un intercambio con un cirujano polaco. "Se llevaron a cabo experimentos con conejos y los resultado fueron buenos", pero Idoia advierte de que el proceso es complicado, "es un trabajo en el que tenemos que ir poco a poco para estar seguros". El fin del trabajo, según la cirujana, es reducir la obesidad mórbida, "provocando en los pacientes obesos una sensación de saciedad".