La Archidiócesis de Mérida-Badajoz ha advertido de los efectos negativos de la despoblación rural en Extremadura, como pueden ser la pérdida de un estilo de convivencia cívica cercano y casi familiar, así como la asimilación connatural de tradiciones y valores culturales y religiosos que han constituido la seña de identidad extremeña.

En su semanario Iglesia en Camino, recogido por Europa Press, la archidiócesis realiza esta advertencia ante los últimos datos del censo de población, que cifra en 1.073.904 su número de habitantes, y señala la disminución de 10.195 personas en la región en el último decenio y asegura que la población extremeña se está volviendo cada vez más urbana.