La Iglesia ha querido sumarse a los actos de celebración del 1 de mayo como Día Internacional del Trabajo, haciendo un llamamiento para combatir las desigualdades. Así, considera que el mundo del trabajo "atraviesa hoy una serie de problemas, algunos de los cuales vienen de atrás como el paro, y otros son más recientes como la precariedad laboral, la movilidad, el paro o la deslocalización". Para la Iglesia, la celebración de 1 de Mayo es "una ocasión propicia para reivindicar y denunciar las situaciones de injusticia".