Sinceramente, no pensaba escribir sobre este tema que tanto comentario negativo y manifestación callejera ha traído consigo, sobre todo por el coste que ha supuesto en estos tiempos de crisis. Y no sé si es una cuestión de sentido común, de envidia malsana, o es que la bendita gala de los Premios Ceres de Teatro deberían haberla organizado otros y en otra ciudad distinta a la de Mérida. Puede que ese sea el rebote.

La celebración ha sido espectacular, le pese a quién le pese. No solo por la puesta en escena (todo un acierto con la técnica audiovisual del mapping , que lució mucho más espléndida que en la edición anterior) y el rotundo éxito de público, que estuvo como siempre a la altura de la categoría y la importancia de nuestro Teatro Romano (donde se consagran los grandes-). También la coreografía, los presentadores y la luminotecnia fueron un auténtico derroche de saber hacer y estar.

El Teatro estaba a reventar de público: más de 3.000 personas, entre ellos decenas de actores y actrices conocidos en el panorama nacional revoloteando por la orchestra y la cávea. Una magnificencia y una suntuosidad, sin olvidar el esplendor y el lucimiento de todo el que se paseó por la alfombra naranja que presidía la entrada al conjunto monumental emeritense ante un público muy expectante por ver de cerca a los famosos y respirar el ambiente de celebración que emanaba toda la ciudad.

XPERO HAY UN TEMAx que mucha gente no conoce, y es que este año se han invertido 386.857 euros menos que en la edición anterior, y que el superávit ha sido muy superior al del ejercicio 2012. La gala en sí se ha autofinanciado y su rentabilidad ha sido tal que si sumáramos las ventajas económicas que la capital extremeña ha percibido por su celebración, tendríamos que estar suspirando para que este tipo de eventos se celebraran todos los meses en lugar de todos los años. Solo hay que preguntarle a los hoteles, restaurantes, bares y comercios en general si la celebración ha sido un fracaso o un acierto impresionante.

Yo mismo antes pensaba que la gala de los Premios Ceres de Teatro podría haber sido un atrevimiento, hasta una osadía, pero tras conocer los resultados económicos, estoy absolutamente de acuerdo en que ha sido un acierto total. Porque no solo ha movido la deteriorada economía regional, sino que le ha dado a Mérida, y en definitiva a Extremadura, un caché, una notoriedad y una relevancia a nivel nacional y mundial dignas de todo elogio. Y yo me pregunto: ¿Por qué no vemos lo positivo, lo axiomático, lo tangible, y olvidamos los reproches, los insultos y los agravios? Sobre todo cuando Mérida se lo merece igual o mejor, tanto o más que otras que aplauden las desgracias ajenas.