La recaudación por el Impuesto de Matriculación se ha disparado en Extremadura un 50% en lo que va de año. Según los datos de la Agencia Tributaria, hasta agosto de este 2018 el Estado había ingresado 3,9 millones de euros por este tributo, que grava la puesta en circulación de los vehículos en función del CO2 que emiten, mientras que en el mismo periodo del 2017 fueron menos de 2,6 millones. De un año a otro, la cuota media a ingresar por cada automóvil ha crecido más que significativamente: si en el 2017 era de 250 euros, este 2018 alcanza los 317.

Este incremento de la recaudación ha venido motivado por la mejora en las matriculaciones, pero también por la mayor presencia de turismos de gasolina, que tienen unas emisiones de dióxido de carbono más elevadas.

En agosto, el crecimiento de los ingresos llegó a ser del 70,7% respecto al 2017, de 315.943 euros a 539.437. Ese mes las ventas se vieron impulsadas ‘artificialmente’ por la entrada en vigor, el pasado 1 de septiembre, del nuevo protocolo de emisiones WLTP, que motivó una fuerte demanda en los meses anteriores (en julio y agosto en la comunidad autónoma las ventas aumentaron un 19,1% y un 34,8%, respectivamente). Y aunque en septiembre la ‘resaca’ de este efecto dejó una caída de las ventas del 7,2% en Extremadura —para este mes aún no están disponibles los datos tributarios—, en el acumulado del año la mejora de las matriculaciones aún se mantenía por encima del 15% en relación al ejercicio precedente:

Así las cosas, en los primeros ocho meses del año prácticamente se ha alcanzado ya la cifra de los ingresos obtenida por este impuesto durante todo el ejercicio pasado, que ascendió a 4,04 millones de euros.

DE DIÉSEL A GASOLINA / En Extremadura la parte que representan los vehículos de gasolina sobre el total de las ventas ha pasado del 32,2% al 44% en el último año. La proporción de los modelos propulsados por este combustible que quedan exentos de pagar el tributo por no superar el umbral mínimo es menor que en el caso del gasoil, lo que ha hecho que haya más conductores que tengan que pasar por caja a la hora de comprarse un coche.

Con datos nacionales —en este apartado las estadísticas de la Agencia Tributaria no ofrecen el desglosado por autonomías—, durante los ocho primeros meses del 2017 la proporción de automóviles a gasoil exentos del impuesto de matriculación, por no sobrepasar el listón de los 120 gramos de CO2 por kilómetro, ha sido del 78,4%, mientras que en los de gasolina se estaba cinco puntos por debajo (73,8%).

Ahora, al producirse una fuga entre las matriculaciones de uno a otro combustible, coches que antes no hubiesen tributado han pasado a hacerlo ya que, aunque ese trasvase se produce en todos los segmentos en mayor o menor medida en España, es en el de los vehículos medios donde más se acentúa. Así, por ejemplo, el peso de los diésel en el tramo que va de los 1.400 a los 1.600 centímetros de cilindrada ha caído doce puntos porcentuales en España, del 85,3% al 73,3%, mientras que en el que discurre de los 1.600 hasta los 2.000 centímetros cúbicos la disminución ha supuesto pasar del 77,9% al 70%.

La proporción de vehículos exentos de este impuesto en Extremadura sigue siendo, en cualquier caso, muy alta, del 73,9%, pero seis puntos menos que hace un año.

En el desplome de las ventas de las motorizaciones de gasóleo han jugado un papel importante las diferentes declaraciones de miembros del Gobierno sobre la necesidad de ir eliminando esta tecnología —la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, llegó a decir que «tenía los días contados»—, o acerca de un posible encarecimiento a muy corto plazo de la fiscalidad que grava este combustible en España.

A nivel nacional, la recaudación por este tributo fue de 333,64 millones de euros en los ocho primeros meses del año, lo que representa un incremento del 34,4% en comparación con los 248,13 millones contabilizados en el 2017.